Biodiversidad 113 / 2022-3

América Latina se defiende contra los organismos genéticamente modificados. En particular Argentina y Brasil, que luchan denodadamente contra el trigo transgénico que avanza impune, ahora empujado por la excusa de la guerra en Europa con su supuesta escasez del trigo ucraniano y las especulaciones corporativas que impulsan las versiones GM. La lucha en todo el continente se tiende contra la agricultura industrial, con sus paquetes de insumos y sus semillas de laboratorio, sus maíces “mejorados” y su guerra de marginación contra los pueblos. Por eso es tan importante que haya triunfos, o esfuerzos que ya son logros antes de culminarse, como la recuperación de la tierra en San Isidro, Jalisco, México. El freno popular a la Ley de Variedades Vegetales en Honduras, al amparo de la nueva presidenta de Honduras, Xiomara Castro. La flamante Constitución popular chilena que tras un largo proceso participativo, arribó a formulaciones que podrían mejorar las condiciones del pueblo chileno, y que aunque no terminara siendo aprobada en el plebiscito que se dirime el 4 de septiembre, ya dejó sembradas las semillas de cambios profundos en la sociedad chilena. Por lo pronto, la gente misma, procedente de campo y ciudad, formuló argumentos cruciales tejiendo saberes y argumentaciones. Biodiversidad celebra estos procesos, y alerta de los ataques que la gente buena sigue sufriendo en el mundo. Para eso estamos. Para ser una ventana y un amplificador de sus anhelos de justicia.