Biodiversidad 92 / 2017-2

Dicen las comunidades: “es la hora de los pueblos”, por la necesarísima sensación de saber que lo que haga falta los pueblos lo pueden hacer, si tan sólo los dejaran. Hay por todas partes una renovada chispa de energía que hace que la gente se junte, converse y piense junta. Las comunidades están hartas del despojo, la devastación, la deshabilitación, los engaños, el control, la represión, la violencia y el silencio; hartas de las políticas públicas que les reparten migajas por todo lo que les han arrebatado. De programas que las fragmentan, las seducen y las embarcan en proyectos irrealizables o les imponen la producción industrial de carnes y cultivos, mientras les implantan equívocos alimentarios para que nadie pueda ser libre de trabajar para sí misma y propiciar su propio sustento.

Editorial

Dicen las comunidades: “es la hora de los pueblos”, por la necesarísima sensación de saber que lo que haga falta los pueblos lo pueden hacer, si tan sólo los dejaran. Y aunque “nada se ha puesto fácil” como dice con tanto filo, razón y cariño Hermann Bellinghausen en este mismo número, el empeño y la entereza de la gente común, de las comunidades tan menospreciadas, vilipendiadas, olvidadas y si no atacadas, sigue ahí, vigente y con plenitud de horizonte.
Dicen las comunidades: “es la hora de los pueblos”, por la necesarísima sensación de saber que lo que haga falta los pueblos lo pueden hacer, si tan sólo los dejaran. Y aunque “nada se ha puesto fácil” como dice con tanto filo, razón y cariño Hermann Bellinghausen en este mismo número, el empeño y la entereza de la gente común, de las comunidades tan menospreciadas, vilipendiadas, olvidadas y si no atacadas, sigue ahí, vigente y con plenitud de horizonte.

Nada se ha puesto fácil

Entre más herramientas nos ofrece el nuevo milenio, más nos dificultan aprovecharlas. Aparentemente nunca fue más sencillo denunciar, convocarse, informarse, anunciarse, alertarse en tiempo real (quizá una de las manifestaciones más irreales del tiempo moderno). Pero juntarse y acordar no se facilita, al contrario. Reinan el ruido, la estática, los galimatías, la violencia. Los algoritmos obran en poder de unos pocos. Los Pocos. Tejes tus redes; otros las atrapan entre las suyas y las desanudan. Te globalizan la punta de los dedos pero te amurallan el cuerpo, la voluntad y la imaginación. Te liberas pero te esclavizan. Tú te inconformas; te pegan, te persiguen, te siembran drogas, te las inyectan, te endrogan con la tarjeta, con la salud, te agorzoman con el consumo y las necesidades imaginarias.
Entre más herramientas nos ofrece el nuevo milenio, más nos dificultan aprovecharlas. Aparentemente nunca fue más sencillo denunciar, convocarse, informarse, anunciarse, alertarse en tiempo real (quizá una de las manifestaciones más irreales del tiempo moderno). Pero juntarse y acordar no se facilita, al contrario. Reinan el ruido, la estática, los galimatías, la violencia. Los algoritmos obran en poder de unos pocos. Los Pocos. Tejes tus redes; otros las atrapan entre las suyas y las desanudan. Te globalizan la punta de los dedos pero te amurallan el cuerpo, la voluntad y la imaginación. Te liberas pero te esclavizan. Tú te inconformas; te pegan, te persiguen, te siembran drogas, te las inyectan, te endrogan con la tarjeta, con la salud, te agorzoman con el consumo y las necesidades imaginarias.

El toro por los cuernos. Reducir la producción industrial de carne y lácteos puede frenar su impacto negativo en el clima

Si pensamos en los grandes causantes del cambio climático, con frecuencia pensamos en automóviles y transporte aéreo. Mas los cambios producidos durante el siglo XX en el modo de producir y consumir alimentos, resultó en emisiones de gases con efecto de invernadero (GEI) mayores que las del transporte. La producción industrial de carne y lácteos es la principal culpable.
Si pensamos en los grandes causantes del cambio climático, con frecuencia pensamos en automóviles y transporte aéreo. Mas los cambios producidos durante el siglo XX en el modo de producir y consumir alimentos, resultó en emisiones de gases con efecto de invernadero (GEI) mayores que las del transporte. La producción industrial de carne y lácteos es la principal culpable.

Necesidades y equívocos alimentarios

Así que la pregunta no es si las necesidades actuales son falsas o verdaderas, sino ¿de quién son? ¿son realmente del sujeto, o del capitalismo? Un sujeto en libertad para trabajar en lo que quiera, ¿necesitaría el golpe de glucosa que hace a los obreros salir a enfrentar la ciudad y la fábrica?... Es un hecho que el debate sobre las necesidades no está cerrado, pero eso no obsta para que sea posible hacer una crítica del contenido de las necesidades. La crítica de la satisfacción de las necesidades es una cuestión de vida o muerte, literalmente.
Así que la pregunta no es si las necesidades actuales son falsas o verdaderas, sino ¿de quién son? ¿son realmente del sujeto, o del capitalismo? Un sujeto en libertad para trabajar en lo que quiera, ¿necesitaría el golpe de glucosa que hace a los obreros salir a enfrentar la ciudad y la fábrica?... Es un hecho que el debate sobre las necesidades no está cerrado, pero eso no obsta para que sea posible hacer una crítica del contenido de las necesidades. La crítica de la satisfacción de las necesidades es una cuestión de vida o muerte, literalmente.

La “necesidad” de “alimentos” de la humanidad para 2050

En los debates sobre el futuro de la alimentación es frecuente oir una cita de la FAO, según la cual necesitamos producir el doble de alimentos para el año 2050. Esta cifra suele esgrimirse como argumento indirecto que justifica sacrificar la calidad del suelo, nuestra biodiversidad o nuestra salud —negarse a ello sería condenar a morirse de hambre a toda esa gente que va a venir a cenar de aquí a treinta y tantos años. Sin embargo, ¿es eso realmente lo que ha dicho la FAO?
En los debates sobre el futuro de la alimentación es frecuente oir una cita de la FAO, según la cual necesitamos producir el doble de alimentos para el año 2050. Esta cifra suele esgrimirse como argumento indirecto que justifica sacrificar la calidad del suelo, nuestra biodiversidad o nuestra salud —negarse a ello sería condenar a morirse de hambre a toda esa gente que va a venir a cenar de aquí a treinta y tantos años. Sin embargo, ¿es eso realmente lo que ha dicho la FAO?

20 años de soja transgénica en el Cono Sur

La introducción de la soja transgénica en el Cono Sur marcó definitivamente los últimos 20 años de la agricultura iniciando una nueva era de industrialización en áreas rurales, uso de agroquímicos y utilización de semillas transgénicas que no tiene antecedentes en la historia de la agricultura en cuanto a la velocidad de su imposición y a los impactos que ha tenido. Justo cuando se realiza la cosecha número 20 de la soja transgénica resistente al glifosato en todo el Cono Sur  (unas 175 millones de toneladas) compartimos en este cartel  20 argumentos para su erradicación definitiva.
La introducción de la soja transgénica en el Cono Sur marcó definitivamente los últimos 20 años de la agricultura iniciando una nueva era de industrialización en áreas rurales, uso de agroquímicos y utilización de semillas transgénicas que no tiene antecedentes en la historia de la agricultura en cuanto a la velocidad de su imposición y a los impactos que ha tenido. Justo cuando se realiza la cosecha número 20 de la soja transgénica resistente al glifosato en todo el Cono Sur  (unas 175 millones de toneladas) compartimos en este cartel  20 argumentos para su erradicación definitiva.

Vulnerabilidad y marginalidad a un año del terremoto de Manabí, Ecuador

Hay varios procesos sociales que determinan quién está más expuesto a riesgos y quién es más vulnerable: donde vive o trabaja una persona, en qué tipo de edificación vive, su nivel de protección, preparación, información, riqueza y estado de salud.  Estos factores incidirán en su capacidad, no sólo de ser más o menos víctima de una desastre, pero también de cómo afrontarlo. El grado de vulnerabilidad depende también de la clase, el género, la etnia y en algunos casos, la religión. No todos los seres humanos tienen igual acceso al agua, a la tierra o a un hogar digno; no tiene igual acceso a los recursos y oportunidades, ni están igualmente expuestos a los mismos peligros, aun cuando todos enfrenten un mismo fenómeno natural (en este caso, un terremoto).
Hay varios procesos sociales que determinan quién está más expuesto a riesgos y quién es más vulnerable: donde vive o trabaja una persona, en qué tipo de edificación vive, su nivel de protección, preparación, información, riqueza y estado de salud.  Estos factores incidirán en su capacidad, no sólo de ser más o menos víctima de una desastre, pero también de cómo afrontarlo. El grado de vulnerabilidad depende también de la clase, el género, la etnia y en algunos casos, la religión. No todos los seres humanos tienen igual acceso al agua, a la tierra o a un hogar digno; no tiene igual acceso a los recursos y oportunidades, ni están igualmente expuestos a los mismos peligros, aun cuando todos enfrenten un mismo fenómeno natural (en este caso, un terremoto).

Un vistazo, muchas aristas: Los tratados de libre comercio y la soberanía alimentaria

Desde su nacimiento Biodiversidad, sustento y culturas viene denunciando los impactos de los Tratados de Libre Comercio sobre la agricultura, la vida campesina y la alimentación de los pueblos. Hace más de una década esta ofensiva se profundizó cuando después de la caída del ALCA, las grandes potencias decidieron impulsar los tratados bilaterales como una forma de “compensar” esta derrota. Hoy los TLCs vuelven con fuerza a abalanzarse sobre nuestros bienes comunes con mecanismos cada vez más sofisticados e ilegítimos. Por eso dedicamos este Vistazo a presentar las viejas y nuevas amenazas que representan compartiendo los contenidos del Boletín Nyéleni N.º 29 dedicado íntegramente a esta temática.
Desde su nacimiento Biodiversidad, sustento y culturas viene denunciando los impactos de los Tratados de Libre Comercio sobre la agricultura, la vida campesina y la alimentación de los pueblos. Hace más de una década esta ofensiva se profundizó cuando después de la caída del ALCA, las grandes potencias decidieron impulsar los tratados bilaterales como una forma de “compensar” esta derrota. Hoy los TLCs vuelven con fuerza a abalanzarse sobre nuestros bienes comunes con mecanismos cada vez más sofisticados e ilegítimos. Por eso dedicamos este Vistazo a presentar las viejas y nuevas amenazas que representan compartiendo los contenidos del Boletín Nyéleni N.º 29 dedicado íntegramente a esta temática.

Ataques, políticas, resistencia, relatos

México: Es la hora de los pueblos indígenas | La ley de biodiversidad legaliza el saqueo | Los animales de los pastores contienen conocimientos de muchas generaciones | Pastoreo y pastores | México: la lucha contra la soja [soya] en la Península de Yucatán Dos relatores de derechos humanos de las naciones Unidas condenan los plaguicidas y los transgénicos en la agricultura.
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