Biodiversidad - Oct 2006

Los refugiados del conservacionismo

No es ningún secreto que millones de pueblos indígenas de todo el mundo han sido expulsados de sus tierras para dar lugar a las grandes extracciones de petróleo y minerales, las grandes explotaciones madereras y las grandes extensiones agroindustriales. Pero pocos se dan cuenta que algo similar ha estado ocurriendo por una causa mucho más noble: la conservación de tierras y de la vida silvestre. No son sólo las empresas las que tienen mala fama entre las comunidades indígenas, sino también, y cada vez más, algunas organizaciones no gubernamentales internacionales.
No es ningún secreto que millones de pueblos indígenas de todo el mundo han sido expulsados de sus tierras para dar lugar a las grandes extracciones de petróleo y minerales, las grandes explotaciones madereras y las grandes extensiones agroindustriales. Pero pocos se dan cuenta que algo similar ha estado ocurriendo por una causa mucho más noble: la conservación de tierras y de la vida silvestre. No son sólo las empresas las que tienen mala fama entre las comunidades indígenas, sino también, y cada vez más, algunas organizaciones no gubernamentales internacionales.

Agua, transgénicos y monocultivos forestales

En México los servicios ambientales han resultado ser la nueva estrategia para desplazar a las comunidades campesinas de sus territorios. Desde las nuevas “caras” de la privatización del agua y la contaminación transgénica del maíz a la imposición de monocultivos forestales de especies exóticas, los “servicios ambientales” no hacen otra cosa que ocultar “una estrategia más del capital para expulsar a la gente de las comunidades indígenas” según afirma Aldo González. Biodiversidad entrevistó al indígena mexicano de Oaxaca, quién habló del agua, la tierra y las semillas así como de las prácticas tradicionales de indígenas y campesinos, que siguen conformando una fuerte resistencia a la mercantilización de los bienes comunes.
En México los servicios ambientales han resultado ser la nueva estrategia para desplazar a las comunidades campesinas de sus territorios. Desde las nuevas “caras” de la privatización del agua y la contaminación transgénica del maíz a la imposición de monocultivos forestales de especies exóticas, los “servicios ambientales” no hacen otra cosa que ocultar “una estrategia más del capital para expulsar a la gente de las comunidades indígenas” según afirma Aldo González. Biodiversidad entrevistó al indígena mexicano de Oaxaca, quién habló del agua, la tierra y las semillas así como de las prácticas tradicionales de indígenas y campesinos, que siguen conformando una fuerte resistencia a la mercantilización de los bienes comunes.

El Banco Mundial contra la bioseguridad

El rol fundamental del Banco Mundial no es actuar como institución financiera, sino marcar políticas a los países, allanando el camino para que las corporaciones privadas puedan actuar posteriormente con garantías legales en las naciones.
El rol fundamental del Banco Mundial no es actuar como institución financiera, sino marcar políticas a los países, allanando el camino para que las corporaciones privadas puedan actuar posteriormente con garantías legales en las naciones.

¿Monocultivos sustentables? No, gracias

El término “desarollo sustentable” siempre ha sido un concepto camaleónico, fácilmente utilizado para confundir la destrucción ambiental. El agronegocio posee un particular talento para tal lavado de cara. Su último truco consiste en presentar a la industria de monocultivos como sustentable. Hoy en día, estos proyectos corporativos están surgiendo en todas partes del mundo, abarcando desde “plantaciones de palma aceitera sustentables” hasta “granjas salmoneras sustentables”. Esto, de todas maneras, es lo que cabría esperar del agronegocio. Sin embargo, lo que resulta aún más preocupante es el hecho de que ONGs y grupos de agricultores estén también participando en estos proyectos corporativos. Este “A Contrapelo” hecha una mirada crítica sobre algunos de estos proyectos y las nuevas máscaras, nuevos actores y nuevo lenguaje que utilizan para lograr el objetivo histórico inalterado de convertir nuestra alimentación y biodiversidad en comodities globales.
El término “desarollo sustentable” siempre ha sido un concepto camaleónico, fácilmente utilizado para confundir la destrucción ambiental. El agronegocio posee un particular talento para tal lavado de cara. Su último truco consiste en presentar a la industria de monocultivos como sustentable. Hoy en día, estos proyectos corporativos están surgiendo en todas partes del mundo, abarcando desde “plantaciones de palma aceitera sustentables” hasta “granjas salmoneras sustentables”. Esto, de todas maneras, es lo que cabría esperar del agronegocio. Sin embargo, lo que resulta aún más preocupante es el hecho de que ONGs y grupos de agricultores estén también participando en estos proyectos corporativos. Este “A Contrapelo” hecha una mirada crítica sobre algunos de estos proyectos y las nuevas máscaras, nuevos actores y nuevo lenguaje que utilizan para lograr el objetivo histórico inalterado de convertir nuestra alimentación y biodiversidad en comodities globales.

Resistiendo los Agronegocios

Los días 23, 24 y 25 de junio de 2006 se realizó en Buenos Aires, Argentina, un “Foro de Resistencia a los Agronegocios”, con la participación de movimientos campesinos, pueblos originarios, grupos ecologistas, intelectuales y organizaciones urbanas provenientes de Argentina, Brasil, Uruguay, Chile, Bolivia, Paraguay y Ecuador. A continuación reproducimos un resumen de la síntesis política de este foro.
Los días 23, 24 y 25 de junio de 2006 se realizó en Buenos Aires, Argentina, un “Foro de Resistencia a los Agronegocios”, con la participación de movimientos campesinos, pueblos originarios, grupos ecologistas, intelectuales y organizaciones urbanas provenientes de Argentina, Brasil, Uruguay, Chile, Bolivia, Paraguay y Ecuador. A continuación reproducimos un resumen de la síntesis política de este foro.

Canjes de deuda por naturaleza

A la deuda deshonrosa generada en América Latina por los gobiernos ilegítimos desde la creación de los organismos financieros internacionales -en la década de los sesenta- se agrega ahora un nuevo mecanismo perverso: el canje de deuda externa por naturaleza. Un nuevo recurso del capital transnacional para aumentar su control sobre los países pobres. Si bien este mecanismo ha sido puesto en marcha por Estados Unidos en una decena de países, los casos de Paraguay y Colombia son bien ilustrativos del papel que juegan en estos procesos las grandes “transnacionales” de la conservación.
A la deuda deshonrosa generada en América Latina por los gobiernos ilegítimos desde la creación de los organismos financieros internacionales -en la década de los sesenta- se agrega ahora un nuevo mecanismo perverso: el canje de deuda externa por naturaleza. Un nuevo recurso del capital transnacional para aumentar su control sobre los países pobres. Si bien este mecanismo ha sido puesto en marcha por Estados Unidos en una decena de países, los casos de Paraguay y Colombia son bien ilustrativos del papel que juegan en estos procesos las grandes “transnacionales” de la conservación.