BIODIVERSIDAD
Comunidad Zenú del Volao: Septiembre 2000
* Germán Alonso Vélez y María del Pilar Valencia integran el Programa Semillas de Colombia, que edita la revista "Semillas de la Economía Campesina" del cual tomamos este artículo. Pueden ser contactados en: Programa Semillas, A.A. 241662, Santafé de Bogotá, D.C., Colombia. Tel.: (57-1) 334 4473 - Fax: (57-1) 336 3986. C.e.: semillas@colnodo.apc.org |
Generalmente cuando se analizan las causas y los efectos de la violencia y de los desplazamientos forzosos de poblaciones rurales, no se hace énfasis en el impacto que tienen estos desplazamientos en la pérdida de la biodiversidad, especialmente de las especies y variedades locales que sustentan los sistemas de producción tradicionales. Esta es, sin embargo, una de las principales causas de desarraigo de las poblaciones desplazadas, puesto que al romperse radicalmente el vínculo territorio-comunidad-recursos tradicionales, es muy difícil volver a reconstruir o rediseñar una nueva forma de vida sustentable en otros sitios. Igualmente ocurre cuando la población regresa a su territorio y se encuentra con que los recursos y conocimientos locales desaparecieron o quedaron desarticulados de los sistemas productivos tradicionales. Según la FAO, los conflictos civiles en la actualidad son la causa primordial del hambre y el desplazamiento de personas. El número de refugiados y personas desplazadas en el interior de los países, exclusivamente a causa de los conflictos, ha pasado de un millón en 1970 a 50 millones en 1995. Para el caso de Colombia se calcula que en los últimos años es aproximadamente de 700.000 personas, por la violencia generalizada en todos los sectores de la sociedad. Esta situación ha sido reconocida en el Plan de Acción Global de la FAO para la conservación y utilización de recursos fitogenéticos para la alimentación y la agricultura. Allí se estableció como una de las prioridades la asistencia a los agricultores en casos de catástrofe, para restablecer los sistemas agrícolas. En dicho plan se reconoce que la ayuda alimentaria, unida a la importación de semilla puede resolver las crisis inmediatas, sin embargo, en el largo plazo puede agravar las condiciones de hambre y menoscabar la seguridad alimentaria de las poblaciones marginales. Por lo que representa para países como Colombia el problema del desplazamiento forzoso y su incidencia en la seguridad alimentaria y en la erosión genética de la biodiversidad de las comunidades locales, queremos dar a conocer la experiencia vivida por los indígenas Zenúes en el Urabá antioqueño, comunidad obligada a migrar por la violencia y que actualmente se encuentra en un valioso proceso de recomposición, donde la organización interna y la estrategia de recuperación de semillas nativas perdidas en el desplazamiento, juzgan un papel importante. Antecedentes El grupo Zenú del Urubá antioqueño es originario del resguardo de San Andrés de Sotavento, en los departamentos de Córdoba y Sucre. En la región, el único resguardo constituido está ubicado a 30 km. Al norte del Municipio de Necoclí, cerca de la vereda de las Changas. Ocupa un territorio discontinuo conformado por cuatro líneas, que en total suman aproximadamente 436 hás. La población está ubicada en tres asentamientos: El Volao, Caracolí y Vara Santa. La región pertenece a la zona de vida correspondiente a bosque húmedo tropical (bh-T) y hacia el Norte cerca al mar bosque seco tropical (bs-T). La precipitación anual promedio es de 2000 mm., alcanzando la mayor intensidad entre julio y octubre, seguido por un fuerte período seco hasta aproximadamente marzo del año siguiente. La temperatura promedio es de 26 grados C. A principio de siglo, el Gobernador del Departamento decretó que los indígenas no existían en la zona, apoyándose en testigos falsos y maniobras de terratenientes y políticos. Esta decisión, aunada a la violencia política de los años cincuenta, aceleró el despojo de las tierras de resguardo, trayendo como consecuencia la integración de los Zenúes a la economía campesina en calidad de jornaleros y minifundistas, provocando también sucesivas migraciones hacia otras regiones. No obstante haber sufrido un grave proceso de aculturación, tienen elementos culturales y étnicos que los diferencian de la sociedad nacional. En una larga historia de resistencia activa, los zenúes han emprendido un proceso organizativo y de reconstrucción social, política y cultural, primero como campesinos y luego reivindicando su identidad como indígenas en la recuperación colectiva de sus territorios originales. Para el caso del Urabá antioqueño, iniciaron este proceso hace aproximadamente 14 años, el cual ha estado marcado por una permanente lucha de sobrevivencia en una región signada por la violencia generalizada. A finales de 1993 las tres comunidades Zenúes de Urabá, con cabildos reconocidos, eligieron el primer Cabildo Mayor de Antioquía como for ma de organización política centralizada. A principios de 1995 con el respaldo y acompañamiento de la Organización Indígena de Antioquía (OIA), se impulsó una experiencia productiva tendiente a fortalecer la producción para el auto-consumo, lazos de solidaridad para la actividad productiva y recuperación de semillas locales y de áreas degradadas. Como producto del enfrentamiento entre los grupos paramilitares y la guerrilla en la región, se desencadenó una ola de amenzas y asesinatos de líderes indígenas, que culminó con la muerte del Gobernador Mayor José Elías Suárez, justamente en el momento en que se había acordado el plan de trabajo y la estructura operativa para el funcionamiento del proyecto. Los anteriores hechos provocaron de forma inmediata una migración masiva de la población hacia otras comunidades zenúes y centros urbanos de la región, quedando en la comunidad sólo una familia. Esta situación derrumbó, por lo menos en el corto plazo, el proceso de reconstrucción cultural y social de los Zenúes en Antioquía. Pero a pesar de las dificultades, se logró llegar a acuerdos internos y con el Gobierno Departamental, para adelantar un «plan de retorno», iniciado el segundo semestre de 1995.
En la actualidad ha regresado aproximadamente la mitad de la población y se espera, en pocos meses, el regreso del resto de la comunidad. Este plan retorno está acompañado con una propuesta integral productiva que busca en primer lugar garantizar la seguridad alimentaria y la construcción de una propuesta agroecológica sustentable. Sistemas productivos de la comunidad Los sistemas de producción del Volao, tradicionalmente se han basado en el uso de la biodiversidad local y en general están orientados hacia el autoconsumo y a la generación de algunos excedentes para la comercialización. Los sistemas de producción agrícola predominantes en la región son:
Aunque todavía no se ha reconocido suficientemente su amplio conocimiento y el valor de su trabajo en la producción, cultura y bienestar familiar, las mujeres de la comunidad han hecho una contribución muy importante en el mejoramiento, conservación y manejo de las plantas tradicionales, plantas medicinales, hortalizas, frutales y otras, así como de animales criollos. ¿Por qué se está perdiendo la biodiversidad local? Desde hace varios años los indígenas del resguardo Zenú de Urabá han perdido y dejado de sembrar muchas de sus semillas. Muchos son los factores que han contribuido a este proceso de pérdida de la biodiversidad local, entre los cuales podemos destacar:
Para el caso de Volao, en 1995 toda la población abandonó el resguardo. Este desplazamiento conllevó una pérdida casi inmediata de gran parte de las variedades de maíz, yuca, ñame, arroz, frijol, plátano, entre otras. Asimismo, las mujeres también perdieron la mayoría de las plantas y las razas de animales criollas manejadas en el patio, puesto que muchas de ellas requieren cuidado especial permanentemente. Además del factor anterior, podemos mencionar otras causas que han influido en la pérdida de los recursos locales:
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