https://grain.org/e/981

Estrategias corporativas agroindustriales América Latina

by Biodiversidad | 16 Jan 2004

Por Biodiversidad

Algunos elementos para el análisis

Desde fines de la década del 60 se internacionaliza el modelo de desarrollo capitalista en la agricultura implementado en el Primer Mundo, estrategia conocida como Revolución Verde (RV). La empresa transnacional (o corporaciones transnacionales, CTN), es la forma principal de expansión del capital y los "paquetes tecnológicos" agrícolas de tipo intensivo son la vía para mantener e incrementar la tasa de ganancia en el sector. Semillas de variedades de alto rendimiento, la mecanización y el uso insumos químicos fueron los ejes del paquete.

En todos los países de América Latina estas prácticas fueron casi simultáneamente impulsadas por las CTN, los gobiernos, los técnicos y las universidades, con el apoyo decisorio del Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo, la USAID y la FAO.
A partir de la década del 70, y en respuesta al agotamiento del modelo de acumulación, se inician nuevas estrategias económicas, políticas y sociales desde los centros de poder, corporaciones y países centrales, para garantizar el funcionamiento y lógica del incremento de la tasa de ganancia. En la agricultura, las corporaciones impulsan a nivel mundial un proceso de reconversión tecnológica hacia la biotecnología, y en particular la ingeniería genética, como forma de mantener e incrementar sus ganancias y control del sector. Tecnologías de continuidad y ruptura con la RV, desarrolladas bajo el mismo paradigma de producción. El cambio tecnológico ha favorecido y continúa favoreciendo la producción y/o exportación de cultivos comerciales y no a la producción y productividad de los cultivos para la seguridad alimentaria y la permanencia de la pequeña producción. Paquetes tecnológicos de alta inversión de capital por hectárea, con alto uso de insumos externos, ahorradores de mano de obra, y con el objetivo, mediante el monocultivo, de obtener "productos uniformes", adecuados para ingresar en la cadena de procesamiento agroindustrial.

Presentaremos a continuación algunos elementos centrales del marco interpretativo de este proceso, para posteriormente dar algunos ejemplos de cómo está operando la presencia corporativa en la agroindustria oleaginosa del MERCOSUR.

El marco de, y para, la expansión de las corporaciones

Desde mediados de este siglo pasado, y en mayor profundidad en el último lustro, a la mundialización comercial y financiera se integra la internacionalización del capital productivo, siendo la fuerza determinante la competencia y fusiones entre grandes CTN, modalidad que adopta la expansión internacional del capital en el proceso de valorización y reproducción del mismo. La CTN incluyendo la forma que adopta la empresa capitalista para la captación de recursos y excedentes, no nueva en el contexto mundial pero sí su generalización y su presencia dominante en los países en las últimas décadas responde a la lógica de la circulación de mercancías y del capital dinero (Vigorito, 1981). Empresas integradoras entre las estructuras nacionales y el capital internacional, incluyendo bancos y entidades financieras internacionales, en un proceso de desarrollo de la globalización de las fuerzas productivas desigual entre países y regiones y combinado, liderado por las economías centrales, que por su cambio cualitativo y cuantitativo ha provocado profundas transformaciones en las formas y la magnitud de la subordinación de los países dependientes (Olesker, 2001).

Esta nueva fase de desarrollo de la economía define un perfil nuevo de la acumulación mundial en general, y la acumulación de capital subordinada en particular, cuyo objetivo es recomponer la tasa de ganancia a nivel mundial. Fenómeno complejo que incluye la esfera económica-productiva, social, política y cultural, a escala mundial. Se promueve simultáneamente: el libre comercio, impulsando la apertura unilateral e irrestricta en los países dependientes; el retiro del Estado de funciones económicas y de regulación social y laboral; y legislaciones, en los ámbitos internacionales y nacionales, que desregulen las inversiones extranjeras.

La Organización Mundial de Comercio (OMC) y los diversos tratados multilaterales, bilaterales o regionales, tienen fundamentalmente por objetivo legalizar y garantizar la reproducción del capital de las corporaciones a escala internacional, como el control político necesario en todos los sectores y en forma principal en el sector agrario, vinculado al control territorial y de los recursos naturales (Barreda, 2002).

En lo político, el debilitamiento de los estados nacionales como mediadores entre los intereses nacionales y del gran capital internacional junto al rol de los estados nacionales de mayor poder de organizar y administrar el comercio mundial para asegurar la hegemonía de sus empresas, son parte fundamental de este nuevo escenario. Organismos internacionales de diversa índole viejas y nuevas estructuras "asumen" espacios nuevos de poder, muchos de ellos "vaciados" por los estados-nación, siendo las funciones económica y financiera las rectoras del resto. Organismos cuyas decisiones fundamentales son funcionales a los intereses de las corporaciones, en un entramado de redes de poder entre burocracias estatales-nacionales y representación directa de burocracias empresariales transnacionales. Etapa caracterizada por la reconversión tecnológica en particular, información, transporte, comunicaciones y tecnobiología principalmente en los países centrales, que simultáneamente inciden en un mayor deterioro de las condiciones de vida y trabajo en las sociedades de los países del sur. Al interior de las formaciones sociales se profundizan los procesos de diferenciación social de "elites" y burocracias de poder, sustentadas en los mecanismos de distribución de ganancias de la inserción internacional.

En el sector agrario las características centrales que adquiere el nuevo orden agrícola internacional -determinado por la internacionalización del sistema agroalimentario- como parte de la reestructura global son la concentración y centralización de la producción alimentaria en los países desarrollados y el déficit estructural en los países dependientes. Producto fundamentalmente de la competencia, se establecen en las economías centrales políticas proteccionistas y el pago de altos subsidios a los productores junto al establecimiento de precios a la baja en el comercio mundial agrícola. En esta lucha por el poder hegemónico en el sector agroalimentario, los Estados Unidos reforzaron los mecanismos de colocación de excedentes hacia los países subdesarrollados, junto a políticas del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional de desestímulo a la producción para el mercado interno de alimentos y la promoción de la producción de productos no tradicionales para la exportación (Rubio, 1995; Bello, 2003).

Esto ha implicado entre otros efectos que sean los países centrales y las corporaciones quienes participan y controlan el mercado internacional de alimentos. En el caso del mercado de granos, los países periféricos que logran ingresar- con producciones basadas en empresas agropecuarias de gran escala económica- lo hacen fundamentalmente a expensas de la destrucción de riqueza de los recursos naturales de esos territorios: suelo, agua y biodiversidad, y de la expulsión de pobladores y pequeños agricultores, familiares, campesinos e indígenas. Un claro ejemplo es la vertiginosa expansión del cultivo de soja convencional y transgénica en los países de América Latina, con los profundos impactos negativos que está provocando.

En la agricultura, al igual que en otros sectores, las corporaciones transnacionales agroindustriales constituyen grandes conglomerados formados compulsivamente a partir de adquisiciones y acuerdos de colaboración de empresas del área de la farmacéutica, de las semillas y de los productos químicos. Actualmente cinco conglomerados dominan el comercio mundial de semillas y de agroquímicos (Morales, 2001). Esta estrategia incluye simultáneamente la adquisición de empresas internacionales menores junto a las compras totales o parciales de empresas nacionales, encubriéndose muchas veces de esta forma la presencia de las corporaciones en los ámbitos locales.

Fases de un mismo proceso

La nueva biotecnología de los últimos 20 años, y en particular la transgenia, forma parte del proceso de industrialización de la agricultura y tiene por objetivo central la captura de los beneficios derivados de la innovación tecnológica por parte de las CTN. En esta segunda etapa, y a diferencia de la etapa anterior, la semilla _eje del paquete de la primera fase de la RV, ya convertida en mercancía_ se constituye en un "verdadero" producto de la industria.

Los impactos negativos de la estrategia tecnológica de la RV en el campo latinoamericano profundizaron los problemas ambientales y sociales ya existentes; al respecto, existe una amplia literatura (Hewitt, 1978; IICA,1991; Ehlers, 1996) . Entre los principales impactos figuran:

  • mayor marginación-expulsión de los pequeños productores, campesinos e indígenas profundizando la diferenciación social;
  • mayor dependencia de los agricultores de los insumos externos a sus sistemas de producción, así como profundización de la dependencia de los países, al ser insumos agrícolas importados fundamentalmente de los países centrales; y
  • extensión de los monocultivos y pérdida de biodiversidad, y por lo tanto pérdida de soberanía y seguridad alimentarias.

Bajo el mismo paradigma tecnológico, Altieri (2002) identifica factores de continuidad y de ruptura con la etapa anterior. Entre los principales, destaca: el enfoque científico es el mismo, pues en la etapa anterior se conceptualizaba "una plaga-un químico", mientras que en ésta, "una plaga-un gen"; la transgenia trasciende las barreras biológicas que la naturaleza ha impuesto; y los impactos negativos sobre la biodiversidad adquieren dimensiones, algunas ya conocidas y anunciadas, mientras que otras están en el campo de la incertidumbre. Entre los factores de ruptura, están el mayor control y apropiación, por parte de las CTN, del germoplasma, desde la producción de semillas protegidas por "la propiedad intelectual" hasta su venta, formando un paquete semillas-químico que intensifica la dependencia de los agricultores, y la privatización de la investigación.

Anna Rosa Martínez concluye sobre los objetivos y pilares centrales de la nueva estrategia corporativa: levantar restricciones producto del monocultivo; asegurar y aumentar los mercados de plaguicidas y semillas; reclamar derechos de propiedad y obtener rentas del acto de sembrar; y avanzar en la estrategia de mayor integración y control de las cadenas agroalimentarias (Martínez, 2002). Entre los pilares básicos están: los derechos de propiedad intelectual (DPI) mediante patentes sobre organismos vivos existentes o "mejorados" genéticamente (GRAIN, 2000); que los ciudadanos, entre ellos los agricultores, no tengan posibilidades de decisión; definir qué ciencia es válida mediante el reduccionismo genético; impulsar una definición estrecha de bioseguridad; y controlar la agenda de investigación agrícola.

La biotecnología refuerza así la tendencia dominante a que los pequeños productores, campesinos y pueblos indígenas pierdan el control, que ya tienen acotado, de la capacidad de decidir. Al ser una tecnología que atenta contra la pequeña producción incide en forma fundamental en la recreación de la biodiversidad cultivada dado que históricamente ha sido una tarea que han llevado adelante campesinos, pueblos indígenas y pequeños agricultores, sectores de las sociedades en donde la biodiversidad y las semillas son esencia de cultura y sustento. Hoy la gran paradoja en el campo latinoamericano es que siendo sociedades predominantemente agrarias, y siendo los países netos exportadores de alimentos, los niveles de pobreza y alimentos insuficientes son mayores en la población rural.

 

Ciertas estrategias corporativas en el MERCOSUR

La soja, cultivo agroindustrial por excelencia

El cultivo de la soja ha sido paradigmático de la tecnología de la RV y como insumo para la cadena agroindustrial. Desde su expansión en EEUU se conforma un paquete tecnológico cuyo eje fue la semilla de variedades de alto rendimiento, y con requerimientos de ajustada preparación del suelo, alto uso de herbicidas y fertilizantes con características que permitían la mecanización en todas las fases del cultivo. Este paquete tecnológico se exportó a los países de América Latina, en los cuales se apoyó la investigación en la adaptación de variedades (Améndola, 1991).

Hasta fines de la década del 70 la soja era un cultivo si bien en expansión, aún con escaso desarrollo en el cono sur. Hoy la soja del MERCOSUR representa la mayor parte de la producción mundial, ocupando una superficie aproximada a los 80 millones de hectáreas (El Observador Agropecuario, 2002). A esto debemos agregar que gran parte de la fase agraria de este cultivo está bajo el control de una sola empresa, Monsanto, con sus filiales locales, que domina el mercado de la semilla y de parte del mercado de agroquímicos.

El cultivo de soja convencional desde su gran crecimiento en área y volumen de producción a nivel mundial en la década del 70, como parte de la cadena de producción de proteína animal en los países centrales estuvo diseñado para ser utilizado en la producción a gran escala, por grandes empresas que tuviesen capacidad de alta inversión por hectárea, y de producción de grandes volúmenes por unidad de producción. Con la soja transgénica el paquete es aún más restrictivo para la pequeña producción. Ya en esa etapa anterior en Brasil, Argentina y Uruguay muchos pequeños productores que confiaron en lo que se llamó el "oro verde" tuvieron que entregar sus tierras para pagar los créditos contraídos con el cultivo (Améndola, 1991). En Argentina, hoy con casi 14 millones de hectáreas de soja transgénica RR (Roundup Ready), bajo el esquema de siembra directa con uso de agroquímicos para el control de malezas, existe fuerte predominio de grandes empresas agrícolas en la producción de este commoditie (Pengue, 2002). A esto debemos agregar que los productores quedan sin el derecho a optar porque el mercado de semillas queda "cooptado" únicamente por las semillas transgénicas, como se constata en Argentina y Uruguay.


El complejo oleaginoso

El complejo oleaginoso en el MEROSUR también es un buen ejemplo de lo que hemos señaldo anteriormente. Para el año 2000 el MERCOSUR era el segundo productor mundial de:

  • grano de soja (33%, luego de EE.UU. con 46%);
  • aceite de soja (28% luego de EE.UU. con 34%);
  • torta de soja (28% luego de EE.UU. con 33%).

La magnitud de la producción la regional "obligó" a que las mayores empresas multinacionales oleaginosas buscaran y desarrollaran una estrategia de expansión geográfica con infraestructura adecuada de terminales graneleras y de vías de circulación de las mercancías, en los principales lugares de abastecimiento de materias primas del MERCOSUR, definiendo así una estrategia regional a largo plazo. Estrategia que se visualiza en la propuesta de ubicación de los ejes de Integración de la Infraestructura Regional del Sudamérica, con plataformas logísticas multimodales de acopio y transporte de mercancías. De esta forma, se reducen las principales ventajas reales que tiene la cadena agroindustrial de granos en EEUU con respecto al sur: infraestructura y logística (Gutman, 2000). El proceso de liberalización de los mercados ha tenido como una de las principales consecuencias en las cadenas agroindustriales, y en ésta en particular, a la caída de los márgenes de ganancia, llevando compulsivamente a las corporaciones presentes en el sector a la competencia por reducir costos a través del aumento de las escalas de producción. Las perspectivas de que en breve solamente Brasil produzca unos 60 millones de toneladas, implican su traslado por diferentes vías; se estima que el 27% será por hidrovías (Cazala, 2002).

En Brasil y Argentina las grandes empresas nacionales en el complejo oleaginoso compiten con las multinacionales en los mercados regionales y mundiales, en tanto las cooperativas son desplazadas hacia puestos inferiores o bien desaparecen de los mercados (Cuadro 1).

Cuadro 1: Multinacionales del complejo aceitero en el MERCOSUR.

EMPRESA

ORIGEN

COBERTURA

Cargill
ADM
Nidera
Louis Dreyfus
Conagra

EEUU
EEUU, Paraguay
Holanda
Francia, Brasil
EEUU, Brasil
Uruguay

Todos los países
Brasil
Argentina
Argentina y Brasil
Argentina

Fuente: Gutman (2000).

 

Semillas, agricultura a contrato y siembra directa

En la región se encuentran prácticamente todas las empresas semilleras transnacionales y de genética vegetal: Monsanto, Dekalb, Cargill, Pioneer, Mycogen, Novartis, AgrEvo, Rhone Poulenc, DuPont, Ciba Geigy y Nidera. Algunas de ellas, como señala Gutmam, con filiales y traders internacionales han comprado empresas semilleras locales (por ejemplo, FT Sementes de Brasil, por Monsanto) y establecido alianzas estratégicas como la realizada entre Monsanto y Cargill para desarrollar y comercializar semillas mejoradas (a través de la ingeniería genética), aprovechando los recursos biotecnológicos de Monsanto y la capacidad logística y comercial de Cargill (Gutman, 2000).

En el plano organizativo se constatan estrategias corporativas ya iniciadas durante la RV, más generalizadas ahora, como la agricultura a contrato; y las nuevas formas de asistencia técnica, acordes además, con el mayor retiro de funciones que cumplían organismos del estado. Las diversas formas de agricultura a contrato busca asegurarse la materia prima, los volúmenes, la homogeneidad y "calidad" del producto según su destino de uso (Améndola, 1991). El sector privado de asistencia técnica directa a los empresarios agrícolas mediante la prestación de servicios tecnológicos, fundamentalmente difundiendo los paquetes de las transnacionales, que incluyen la semilla, los herbicidas y el asesoramiento técnico, no sólo se privatizó, sino que además se transnacionalizó. Las empresas transnacionales pasan a desempeñar un papel estratégico para la difusión tecnológica en la producción primaria, dirigida, básicamente, a las grandes explotaciones empresariales del sector agrícola. En la fase de producción agrícola, la otra práctica que han impulsado las CTN es la siembra directa, con maquinaria especializada, que lleva atada como condición necesaria el uso de herbicidas.

Frente al avance del sector privado, la participación de los institutos de investigación agropecuaria en el área de desarrollo genético se ha reducido. Adicionalmente, otro aspecto "nuevo" es la modalidad de acuerdos y convenios de cooperación tecnológica entre empresas del complejo e instituciones públicas y privadas. "En la región son frecuentes los convenios entre empresas semilleras (nacionales y transnacionales) y de agroquímicos (individualmente o en forma conjunta) y las instituciones públicas de innovación para fines diversos: adaptación de variedades (y otros aspectos de tipo agronómico); desarrollo de proyectos de investigación y biotecnológicos y en la producción de semillas (como, por ejemplo, Cargill y Monsanto en Brasil); difusión conjunta de paquetes tecnológicos; también hay acuerdos entre las empresas aceiteras y universidades y/u otro tipo de institutos para investigar productos y/o procesos" (Gutman, 2000).

A modo de conclusiones

En América Latina las denominadas reformas estructurales a favor de los intereses de las grandes empresas transnacionales y de la hegemonía norteamericana están teniendo un profundo impacto en la sustentabilidad en sus cuatro dimensiones: social, aumentado las desigualdades en el acceso a los recursos y la exclusión de la ciudad y el campo; ecológica, degradando y destruyendo ecosistemas y diversidad biológica y cultural; económica, donde las "necesidades del mercado" son antagónicas con las necesidades humanas; y políticas, con la aún mayor concentración del poder en la toma de decisiones (Redes, 2000). Por su importancia en las formaciones socioeconómicas de los países latinoamericanos este proceso ha impactado, transformado y acelerado tendencias con mayor significación en el sector agrario. Las heterogeneidades históricas y estructurales del campo latinoamericano contribuyen a la complejidad de situaciones. Pero bajo la intensificación del dominio del capital que opera en escala mundial se transfronteriza, "uniformiza", la problemática de las sociedades agrarias. Resurgen en este marco las movilizaciones, movimientos y organizaciones de diverso tipo en el seno de las sociedades agrarias latinoamericana (Améndola, 2002).

El resultado de este proceso para los países latinoamericanos ha sido principalmente:

a) desestructuración de la producción alimentaria para el mercado interno y la reorientación de productos de exportación; b) mayor marginación, exclusión, deterioro del nivel de vida de los pequeños productores de bajos ingresos, campesinos con y sin tierra y pueblos indígenas; c) mayor destrucción y apropiación privada de los recursos naturales; d) precarización del empleo rural y multiocupación; mayor concentración de la tierra; y creciente migración campociudad.

Ante esta situación los movimientos sociales agrarios y organizaciones de diverso tipo se oponen a que la agricultura se negocie en la OMC y a que el ALCA y el IIRSA sean aprobados por los gobiernos latinoamericanos; se resisten a la expansión de los cultivos transgénicos; y en defensa de la pequeña producción familiar campesina proponen que es posible otra agricultura basada en la soberanía alimentaria de los pueblos. El contenido de dicho concepto implica el poder de determinación y el abastecimiento de los requerimientos de los alimentos de la población a partir de la producción local y nacional; esto mediante el control del proceso productivo que significa decidir en forma autónoma el para qué, el qué, el cuándo y con cuáles recursos producir. Para garantizar la soberanía alimentaria es condición necesaria que haya una promoción y recuperación de las prácticas y tecnologías tradicionales, que aseguren la conservación de la biodiversidad y la protección de la producción local y nacional. Un componente determinante para la soberanía alimentaria es el garantizar a la población y los verdaderos agricultores aquellos que la trabajan directamente con sus familias, sus manos y sus conocimientos compartidos el acceso al agua, la tierra, a las semillas y los mercados justos y equitativos (Bravo, 2002)

 

Bibliografía

Altieri, 2002. Agroecología: una realidad alternativa a la agricultura industrial y transgénica. En: C. Améndola (Ed.). Foro Internacional, "Los Transgénicos en la agricultura y la alimentación". Montevideo, Facultad de Agronomía, pp.1-15.

Améndola, C. 1991. Empresarios agrícolas sojeros: orígenes, estratos y estrategias. En: D. Piñeiro (Ed.). Nuevos y no tanto. Los actores sociales para la modernización del agro uruguayo. Montevideo, CIESU-Ed. de la Banda Oriental, pp.227-251.

Améndola, C. 2002. Vía campesina: un nuevo tipo de organización rural. Ponencia presentada en el VI Congreso de la Asociación Latinoamericana de Sociología Rural (ALASRU). Brasil, Porto Alegre, 23 al 27 de noviembre.

Barreda, A. 2002. Los objetivos del Plan Puebla Panamá. En: UNAM (Ed.). Economía Política del Plan Puebla Panamá. México, Ed. Itaca.

Bravo, E. 2002. Cumbre Mundial de la Alimentación. Ayuda alimentaria y organismos genéticamente modificados. Acción Ecológica. Quito, Ecuador.

Bello, W. 2003. La institucionalización del Dumping: el acuerdo sobre agricultura. En: Revista Biodiversidad, sustento y culturas nº 38, Octubre, 2003, Redes AT- GRAIN, Montevideo.

Cazala, E. 2002. Hidrovía y la soja del Mato Grosso. Artículo periodístico en la edición de El País del 2 de diciembre.

Ehlers, E. 1996. Agricultura Sustentavel. Origens e perspectivas de um novo paradigma. Brasil, Livros da Terra.

El Observador Agropecuario. 2002. El girasol y la soja. ¿Qué pasará con las oleaginosas? Artículo periodístico en la edición del 6 de setiembre.

Guibert, M. (1999). Les strategies territoriales des acteurs agro-industriels face au MERCOSUR. Les triturateurs de soja en Argentine. Tesis de Doctorado.

Francia, Universidad de Toulouse, 392p.

Gutman, G.E. (2000). Trayectoria y demandas tecnológicas de las cadenas agroindustriales en el MERCOSUR ampliado oleaginosas: soja y girasol. Montevideo, BID-PROCISUR, 82p.

GRAIN. 2000. De Patentes y Piratas. Tercera edición revisada del informe original titulado "Patentes, Piratería y Falsas Promesas".

Hewitt, C. 1978. La estrategia mexicana de modernización agrícola. México, Ed. Siglo XX1.

IICA.1991. Bases para una agenda de trabajo para el desarrollo agropecuario sostenible. Serie Documentos de Programas. No. 25. pp.5-25.

León, M. 2002. Género, propiedad y empoderamiento: movimientos sociales, políticas públicas y mercado en la configuración de acceso, de mujeres y hombres a la propiedad de la tierra en América Latina. Ponencia presentada en VI Congreso de la Asociación Latinoamericana de sociología Rural (ALASRU). Brasil, Porto Alegre, 23 al 27 de noviembre.

Martínez, R. 2002. ¿Qué son los transgénicos? En: C. Améndola (Ed.). Foro Internacional "Los Transgénicos en la agricultura y la alimentación". Montevideo, Facultad de Agronomía, pp.41-48.

Morales, C. 2001. Las nuevas fronteras tecnológicas: promesas, desafíos y amenazas de los transgénicos. Santiago de Chile, CEPAL. Serie desarrollo productivo No. 101.

Olesker, D. 2001. Crecimiento y exclusión. Nacimiento, consolidación y crisis del modelo de acumulación capitalista en Uruguay (1986-2000). Montevideo, Trilce, 159p.

Pengue, W. 2002. Comentarios sobre "Agricultura Moderna" y la adopción de las útimas herramientas tecnológicas. En: C. Améndola (Ed.) Foro Internacional "Los Transgénicos en la agricultura y la alimentación". Montevideo, Facultad de Agronomía, pp.65-74.

REDES. 2000. Uruguay sustentable: una propuesta ciudadana. Montevideo, Ed. Impresora, 523p.

Rubio, B. 1995. agricultura mundial, estructura productiva y nueva vía de desarrollo rural en América Latina (1970-1992). En: Globalización, deterioro ambiental y reorganización social en el campo. México, Juan Pablo Editores.

Vigorito, R. 1981. La transnacionalización agrícola en América Latina. México, ILET.

www. sagpya.mecon.gov.br

www. conab.gob.br

Congreso brasileño de agroecología

Con el objetivo de discutir acerca de la relación entre soberanía alimentaria, agroecología y desarrollo rural sostenible, entre el 17 y el 21 de noviembre de 2003 se celebró en Porto Alegre, Río Grande do Sul, Brasil, el I Congresso Brasileiro de Agroecologia. Fue organizado por EMATER/RS (Empresa de Asistencia Técnica e Extensión Rural de Río Grande del Sur) y EMBRAPA (Empresa Brasilera de Investigación Agropecuaria); y contó con la presencia de cerca de 3,300 representantes de varios países e instituciones gubernamentales, no gubernamentales y universitarias.

Canrober Costa Neto, profesor de la Universidad Federal Rural de Río de Janeiro, Brasil, participó en el Congreso con el tema "Construyendo referencias para saberes socioambientales". Fue entrevistado por Biodiversidad acerca del Congreso y sus opiniones, sobre la importancia del mismo y las perspectivas, fueron las siguientes:

"Los aspectos más importantes del Congreso estuvieron relacionados con la necesidad de concientizar para alcanzar la soberanía alimentaria a nivel mundial; y permitir el intercambio generalizado de opiniones acerca de cómo puede ser logrado tal objetivo.

En el Congreso las perspectivas que se visualizan, sobre temas trascendentes, son:

a) lograr el desarrollo rural sostenible a través de políticas públicas y orientadas para la investigación en términos agroecológicos, que conduzca a la soberanía y seguridad alimentarias;

b) sobre los temas vinculados a las semillas y su importancia para la sustentabilidad, las investigaciones y estudios presentados apuntan a su producción en todos los tipos de cultura agrícola, de tal manera que garanticen la biodiversidad y se corresponda con la necesidad de obtener sustentabilidad ambiental y soberanía alimentaria;

c) se demostró en muchas exposiciones y debates que la vía campesina, con base en la agricultura familiar cooperativa, es la que puede sustentar la diversidad socio-bio-cultural; y

d) Frente al del uso de semillas genéticamente modificadas, el congreso en su declaración final hizo un llamado para que se observe el principio de precaución antes de cualquier liberación de esas semillas para cultivo; y se condenó vehementemente a los transgénicos por oponerse a la preservación de la biodiversidad".

 

 

Author: Biodiversidad
Links in this article:
  • [1] http://www.%20sagpya.mecon.gov.br
  • [2] http://www.%20conab.gob.br