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Visibles... a medias

by | 21 Jul 2002

Visibles... a medias*

"Nos han desparecido nuestro pensamiento, nuestra identidad". Lorenzo Muelas

La invisibilización de parte de la sociedad por parte de quienes detentan alguna forma de poder (gobernantes, estados, iglesias, universidades, medios de comunicación, etc.). ha estado presente a lo largo de la historia. Corresponde a lo que hoy se llamaría la negación "del otro" y se produce en parte por sesgos culturales y en parte porque negar la existencia de identidades, necesidades específicas y aportes de grupos distintos y distintivos es una forma efectiva de ejercer el poder para beneficio propio. Así, por ejemplo, cuando se iniciaron los grandes procesos de colonización e imperialismo, los conquistadores negaron el alma de los pueblos americanos y africanos. Con ello se inició la esclavización masiva. Se negó su religión, y se impulsó la cristianización forzada. Se negó la existencia de sus culturas, y se llevaron a cabo los barbarismos de los procesos de "civilizar" pueblos con larga y sofisticada historia. Se negó la existencia de agriculturas, y se generalizó el robo de tierras, la creación de haciendas y latifundios, se marginó a los pueblos originarios a las tierras no aptas para la agricultura. Se negó la existencia de los diversos sistemas de conocimientos, y se impuso la monopolización de los oficios y las especialidades, junto a una escolarización aculturante. Se negó el aporte de las mujeres a las economías familiares, y ellas desaparecieron de las preocupaciones de las políticas públicas en torno al acceso a la tierra, a los créditos y al trabajo.

Actualmente estamos, se dice, en una era de diversidad cultural e interculturalidad. Después de muchas luchas, diversos pueblos, especialmente los pueblos indígenas, habrían logrado el reconocimiento de sus culturas, así como de sus aportes y derechos como pueblos. Si alguien pone en duda tal aseveración, se esgrimen como argumentos, entre otros, el Convenio 169 de la OIT, los diversos reconocimientos constitucionales de los pueblos indígenas y minorías étnicas, las experiencias cada vez más numerosas de educación intercultural bilingüe, etc. Sin lugar a dudas, hay hoy un mayor reconocimiento de la existencia de los muchos pueblos, nacionalidades y culturas que habitan el mundo, los mismos que hace sólo un par de décadas eran negados e invisibilizados a través de las legislaciones, políticas, discursos e ideologías de los diversos centros de poder. Ante esa negación casi absoluta, la aparente visibilización que se ha logrado hoy parece, indudablemente, un avance importante.

Sin embargo, no hay que olvidar que la visibilización se hace desde posiciones de poder, desde el pensamiento y discurso dominantes. Las largas luchas de diversos pueblos han quebrado en parte la invisibilidad, pero los centros de poder han también filtrado las imágenes sociales y permitido que se difunda principalmente aquello que les es funcional. Podríamos decir que estamos ante procesos de visibilización parcial, ante lo que podríamos llamar "visibilización para el encaje".

Ejemplos al respecto hay muchos. El aparente triunfo del reconocimiento de los Derechos de los Agricultores en la FAO, en realidad demuestra que a los agricultores se les ha reducido a productores de semillas. El reconocimiento "otorgado" por el artículo 8j del Convenio de Biodiversidad reduce a los pueblos indígenas a comunidades sujetas a los estados nacionales, mientras los derechos consuetudinarios sobre sus territorios y recursos se convierten en el triste derecho a pedir compensaciones económicas. El Convenio 169 de la OIT habla por un lado de pueblos indígenas, pero permite que los estados hagan las interpretaciones que les acomoden, lo que también hacen gran parte de los reconocimientos constitucionales.

El reconocimiento parcial cumple en la actualidad un papel muy concreto. Por un lado, permite alejar las acusaciones de opresión, racismo, explotación, autoritarismo. Por otro lado, otorga sólo lo que quienes detentan el poder desean otorgar, o algo muy cercano a ello. Así torna a los conflictos en algo manejable desde la perspectiva del poder. Y en la práctica ha creado apariencias de apertura, tolerancia y espíritu democrático que a menudo han distraído y/o dividido los esfuerzos de los grupos sociales que luchan por sus derechos y reconocimiento. Pareciera ser tal nuestro impulso o necesidad de considerar el vaso medio lleno, que se nos olvida que lo que hay en el vaso es aún terriblemente insuficiente.

Y entonces surge la paradoja. De tanto luchar por el reconocimiento hemos dejado de reconocernos nosotros mismos. Parece que se nos olvidó parte de nuestra historia, parte de nuestras razones para luchar, parte de nuestros objetivos. Sin darnos cuenta, concentramos los esfuerzos en hacer visible aquello que encaja en lo que los centros de poder definen. Aconteció con sui generis, aconteció con el 8j, y aconteció con el Tratado Internacional sobre Recursos Fitogenéticos. ¿Acontecerá en el futuro con el control territorial? ¿Lo cambiaremos por simple ordenamiento territorial? ¿O quizás ocurrirá con los alimentos transgénicos; pasaremos de la oposición a la tolerancia "razonable"? ¿Qué tal con que el que contamina pague, pero que pague bien?

Para no olvidar lo que somos, pareciera ser necesaria una doble actitud. Por un lado, recordar nuevamente que la visibilización se hace desde posiciones de poder, y nuestro poder surge de escuchar nuestra propia historia, seguir nuestros propios ritmos, reforzar nuestra propia ética, reconstruir nuestro propio pensar. La segunda, mantener una actitud de sospecha y cautela ante la generosidad de quienes nos "otorgan" derechos inalienables y cómodos reconocimientos. Ya fueron reconocidos e igualmente vaciados de contenidos conceptos tales como sustentabilidad, equidad, participación e incluso biodiversidad. Si no queremos seguir con esta especie de desangre conceptual, la cautela ha de ser filosófica, ética y política. Eso exige, por sobre todo, mantener una actitud de cautela frente a nuestros aparentes triunfos.

* por Camila Montecinos - CET SUR/GRAIN
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