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Fracasó la ronda del milenio en Seattle: desafíos para el año 2000

by Alberto Villareal, Redes A.T. | 21 Dec 1999

BIODIVERSIDAD
SUSTENTO Y CULTURAS

Fracasó la ronda del milenio en Seattle: desafíos para el año 2000
por Alberto Villareal, Redes A.T.

Diciembre 1999

 

El fracasado lanzamiento de una nueva ronda amplia de negociaciones comerciales durante la Tercera Conferencia Ministerial de la Organización Mundial del Comercio (OMC) reunida en Seattle a fines de noviembre significa un respiro alentador para todos aquellos que luchamos por la protección de la biodiversidad y por los derechos de quienes han sido sus principales custodios y cultivadores a través de los siglos: las comunidades indígenas, campesinas y de pequeños agricultores en todo el mundo, especialmente aquellos del Tercer Mundo.

 

¿Qué pasó en Seattle?

Cualquier lectura de los acontecimientos debe tener en cuenta dos elementos fundamentales, cada uno de los cuales a su vez requiere ser examinado detalladamente.

1. La campaña internacional contra la Ronda del Milenio impulsada por un sinnúmero de ONGs de todos los rincones del planeta, principalmente via Internet, que concluyó en grandes y diversas manifestaciones populares de repudio a la OMC tanto en Seattle como en otras ciudades del mundo; y

2. La negativa de una mayoría de los gobiernos del Tercer Mundo a aceptar y firmar un acuerdo negociado a sus espaldas y sin tener en cuenta sus intereses y reclamos.

De estos dos hechos consideramos que el primero fue el principal catalizador del fracasado lanzamiento de la Ronda del Milenio en Seattle. De no haber sido por las manifestaciones de repudio a la OMC en Seattle y la campaña mundial de concientización ciudadana sobre las consecuencias de la globalización capitalista en general y sobre los riesgos que implica la OMC y una nueva ronda amplia de negociaciones comerciales, llevada a cabo por Amigos de la Tierra Internacional y más de un millar de organizaciones sociales y no gubernamentales en todo el mundo, las grandes potencias y sus transnacionales seguramente hubieran logrado saldar sus diferencias llegando a un acuerdo y logrando la adhesión de sus socios menores en los países del Tercer Mundo y los países en transición.

Por otra parte, los gobiernos de los países del Tercer Mundo aprovecharon la coyuntura de las manifestaciones en Seattle para afirmarse en sus reclamos y en la defensa de sus intereses y unirse por la forma excluyente y antidemocrática con que la presidencia de la conferencia estaba conduciendo las negociaciones. Así, anunciaron su determinación de no firmar ningún documento de consenso hasta tanto no se corrigieran esos procedimientos y se tomaran en cuenta sus diversos, e incluso divergentes, reclamos. Este fue formalmente el motivo que determinó el `fracaso' de las negociaciones y el cierre de la conferencia sin ningún tipo de acuerdos.

Es importante señalar que el abanico de organizaciones ciudadanas que catalizó el fracasado lanzamiento de la Ronda del Milenio es muy amplio y diverso: incluye a movimientos sociales, trabajadores, campesinos, comunidades indígenas, defensores de los derechos humanos, hombres y mujeres ecologistas, que hasta ahora actuaban sólo de manera separada. Su mismo carácter internacional ha logrado también quebrar la tradicional estrategia de los poderosos del mundo que dividen para vencer, oponiendo a los campesinos latinoamericanos contra los agricultores europeos, o a los trabajadores de Estados Unidos contra los trabajadores mejicanos, a los ecologistas contra estos sectores sociales.

¿Y ahora qué?

Al haber fracasado el lanzamiento de una nueva ronda amplia de negociaciones comerciales que por la vía rápida pretendía incluir nuevos temas -inversiones, contrataciones públicas, políticas de competencia, comercio electrónico, políticas de medioambiente, políticas laborales- en la agenda reguladora de la globalización capitalista en beneficio de las transnacionales, lo que queda en pie a nivel inmediato en la OMC es la temática de su `agenda incluida' u ordinaria. La misma contiene la revisión de varios de sus acuerdos, entre otros importantes: el Acuerdo TRIPS sobre aspectos de los derechos de propiedad intelectual relacionados con el comercio; el Acuerdo TRIMS sobre medidas de inversión, que bien podría ser una vía más lenta para introducir un Acuerdo Multilateral sobre Inversiones (AMI); el Acuerdo TBT sobre obstáculos técnicos al comercio, que incluye el tema del eco etiquetado y el contencioso etiquetado de los productos que contienen ingredientes transgénicos o modificados mediante la ingeniería genética; negociaciones para liberalizar aún más el mercado de productos agropecuarios, en el marco del Acuerdo sobre Agricultura; y el mercado en servicios en el marco del Acuerdo GATS.

La campaña internacional de organizaciones ciudadanas contra la Ronda del Milenio pretendía, primero, frenar el lanzamiento de la Ronda del Milenio en Seattle y segundo, que en lugar de esa pretendida ronda amplia de negociaciones comerciales la OMC emprendiera una revisión y examen exhaustivo de sus acuerdos y estructuras, en vistas a una reforma sustancial del sistema internacional de comercio que beneficiase a los pueblos, el medioambiente y la democracia en lugar de a las transnacionales. Ya hemos visto que lo primero se logró, pero, ¿y lo segundo?

Es peligrosamente ingenuo, aunque de alto valor ético, pretender que los mismos gobiernos que han ingresado a la OMC convencidos del discurso neoliberal vayan a emprender ese examen exhaustivo y reforma sustancial del sistema internacional de comercio en beneficio de los excluidos del mundo, la democracia y la naturaleza.

No sería descartable que siguiendo el ejemplo del Banco Mundial la OMC tratara de cooptar a algunas de las ONGs internacionales empeñadas en reformarla, para así acallar o por lo menos dividir la voz de las organizaciones ciudadanas. Está probado que expuestas a la luz y el escrutinio público, estas negociaciones para beneficio de las transnacionales y sus gobiernos dependientes corren grandes riesgos de fracaso, como ya ocurrió con el AMI a nivel de la OCDE y ahora con la Ronda del Milenio.

Se debe estar preparado para un proceso más lento en el que los gobiernos y las transnacionales probablemente irán prenegociando distintos temas o grupos de temas en distintos ámbitos, incluyendo la propia OMC, llegando a una conferencia ministerial de la OMC -instancia máxima de decisión del organismo- solamente cuando ya esté todo previamente acordado en paquetes más fácilmente negociables que lo presentado ante la Tercera Conferencia Ministerial de Seattle.

Las prioridades para el año 2000

El asunto de los derechos de propiedad intelectual se haya estrechamente ligado al tema de la biotecnología y la extracción de ganancias en base a su desarrollo. Garantizar esos derechos que habilitan al cobro de suculentas regalías y proteger su propiedad constituye sin duda una de las prioridades de las transnacionales para el desarrollo masivo de productos de la biotecnología. El Acuerdo TRIPS amenaza también con convertirse en el salvoconducto para el patentamiento de seres vivos, inclusive animales y seres humanos, además de promover y proteger la biopiratería y el asalto y la privatización del conocimiento de las comunidades indígenas y campesinas que han protegido y cultivado la biodiversidad de la que hoy todos gozamos.

La prioridad principal es alertar a la población y oponernos conjuntamente a todo intento de permitir la libre circulación y comercialización de organismos genéticamente modificados y sus subproductos, a todo intento de liberalizar aún más el comercio de productos agrícolas, y a todo intento de ampliar el alcance del Acuerdo TRIPS. A nivel local, regional o global debemos reclamar conjuntamente:

* el establecimiento de normas que regulen y prohiban el comercio de productos de la biotecnología (protocolo de bioseguridad) que no hayan sido probados como seguros para la salud y el medioambiente por el productor (empresas, centros de investigación, organismos del estado, etc.);

* excluir la agricultura de la OMC y de cualquier otra negociación que pretenda su liberalización. Eliminar el régimen actual de subsidios. Realizar la reforma agraria y apoyar a la agricultura ecológica y la economía campesina;

* un convenio sobre soberanía alimentaria que tenga prevalencia sobre cualquier otro acuerdo;

* impedir las patentes sobre seres vivos y los derechos de PROPIEDAD intelectual sobre la biodiversidad (incluida la agrobiodiversidad). Excluir el conjunto de la biodiversidad (incluida la agrobiodiversidad) del Acuerdo TRIPS, reconociendo al Convenio sobre Biodiversidad Biológica como el foro apropiado.

En este paquete habría que incluir también el seguimiento de las negociaciones sobre los Acuerdos TBT y SPS (por sus siglas en inglés), sobre barreras técnicas al comercio y medidas sanitarias y fitosanitarias, respectivamente, ambos muy ligados en la actualidad a los temas de agricultura y biotecnología.

En este contexto, la ampliación del acuerdo GATS sobre liberalización del comercio en servicios, sin exclusiones, es sin duda una alta prioridad para el capitalismo y las transnacionales. Impedirla debe tener también una alta prioridad para los movimentos sociales, por lo que ella significa para el bienestar público y social, por ejemplo en términos de servicios de salud y educación, e incluso para el medio ambiente en términos de servicios de provisión de agua potable, de suministro de energía, de transportes, de recreación y turismo, etc.

Además de reclamar el desmantelamiento de la OMC y resistir en todos los frentes la legitimación de la globalización capitalista, la situación también nos reclama empezar a forjar y plantear alternativas ecológicas, populares, solidarias y equitativas de globalización social y económica, democratización política y diversificación cultural.

En este sentido, más allá del valor ético y propagandístico que pueda tener dedicar esfuerzos a esta tarea reconstructiva a nivel de foros tales como la Comisión de Desarrollo Sustentable de la ONU, o sobre algunos aspectos particulares a nivel de la FAO, y otros cuerpos de la ONU u otros organismos multilaterales, creemos que esta tarea, por su propia naturaleza y por la concepción democrática que la impulsa, corresponde desarrollarla prioritariamente a nivel local y regional, directamente con la ciudadanía. Sólo mediante la acción decidida de las grandes mayorias se podrá construir sociedades auténticamente democráticas, ecológicamente sustentables y equitativas, a nivel local y global. Hay ya experiencias caminando en este sentido, tal como la que se está desarrollada con el apoyo de REDES en el Uruguay, en el marco del Programa Sociedades Sustentables a nivel del cono sur latinoamericano.

Esta nota es una adaptación de un documento de trabajo aún no editado por el autor. Villareal puede ser contactado en:

REDES-AT
Defensa 1684
Montevideo, Uruguay
C.e.: [email protected]

 

Author: Alberto Villareal, Redes A.T.
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