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UN COMPROMISO INTERNACIONAL ENTRE CORCHETES - Breve evaluaciĆ³n de GRAIN

by GRAIN | 6 Jul 2001

 

Breve evaluación de Grain

Julio de 2001

El 1º de julio de 2001, en la sede de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), en Roma, se acordó un nuevo tratado mundial cuyo objetivo declarado es el de garantizar la seguridad alimentaria a través de la conservación, el intercambio y el empleo sustentable de los recursos fitogenéticos. Pero todavía quedan pendientes varios temas cruciales, que serán tratados en noviembre en una reunión de alto nivel que evaluará los avances realizados desde la Cumbre Mundial de la Alimentación, realizada cinco años atrás. Lo que está en juego es si la biodiversidad agrícola mundial está enfocada a ofrecer ganancias privadas a unos pocos o seguridad alimentaria para todos.

El Compromiso Internacional sobre Recursos Fitogenéticos para la Alimentación y la Agricultura (CI) ha sido objeto de negociaciones en los últimos siete años. En 1981, los estados miembros de la FAO adoptaron una versión anterior del CI, de carácter no vinculante, que enmarcaba a los recursos genéticos dentro del concepto de patrimonio común de la humanidad, y en tal carácter debían ser protegidos de la erosión y la pérdida. Pero la nueva realidad política del Convenio sobre Diversidad Biológica, que redefinió los recursos genéticos integrándolos al concepto de soberanía nacional, y vinculó el acceso a los mismos con la participación justa y equitativa de los beneficios de ellos derivados, superó ese acuerdo. El objetivo subyacente del CI -asegurar el acceso continuado a los recursos genéticos para la alimentación y la agricultura- no ha cambiado en estos veinte años. Siquiera, se ha vuelto más urgente.

El nuevo CI será un tratado jurídicamente vinculante con un organismo rector propio. Su foco de atención en general abarca todos los recursos fitogenéticos para la alimentación y la agricultura. Pero sus disposiciones centrales sobre "acceso" y "participación de los beneficios" se aplicarán a una lista específica de cultivos. Los recursos genéticos de esos cultivos serán incluidos en un "sistema multilateral" que funcionará conforme a las normas del CI.

Si bien el texto del nuevo Compromiso fue concluido prácticamente la semana pasada, todavía quedan una serie de temas importantes que siguen entre corchetes, es decir sobre los cuales no hay acuerdo. Los más importantes se refieren a si los derechos de propiedad intelectual monopólicos pueden ser aplicados a materiales genéticos a los que se accede a través del sistema multilateral, y en tal caso, hasta qué grado; y la relación entre el CI y otros acuerdos internacionales, en especial el acuerdo de la Organización Mundial de Comercio (OMC) sobre los Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual relacionados con el Comercio.

Los lineamientos principales

El nuevo CI establece básicamente lo siguiente:

· Las partes contratantes harán esfuerzos concretos por conservar y promover el buen empleo de los recursos genéticos para la alimentación y la agricultura. El buen empleo incluye las políticas agrícolas que no socaven la biodiversidad y apoyen el papel de los agricultores.
· El CI brinda un sistema multilateral que establece normas comunes para el acceso a los beneficios derivados de los recursos genéticos de cultivos y la participación equitativa de los mismos. Este sistema se aplica únicamente a una lista específica de cultivos -por el momento alrededor de 35-. La lista puede crecer en la medida que las partes estén de acuerdo, pero los cultivos que caen fuera de la lista serán tratados bilateralmente, caso por caso, conforme a las disposiciones del Convenio sobre Diversidad Biológica.
· Conforme al CI, el acceso a los recursos genéticos será multilateral. En otras palabras, los países se comprometen a entregar todos los materiales de los cultivos acordados a una "canasta" de la que luego podrán efectuar retiros de acuerdo a las mismas reglas.
· Los beneficios financieros derivados del empleo de recursos genéticos regidos por el CI serán compartidos a través de un mecanismo obligatorio que se nutrirá de los ingresos generados de su comercialización.
· Todavía no se ha decidido si el sistema multilateral permitirá que se detenten derechos de propiedad intelectual en los materiales genéticos de la "canasta" común, y en tal caso, en qué medida. El texto actual está entre corchetes, lo que deja abierta la posibilidad.
· Mientras tanto, se promoverán internacionalmente los derechos de los agricultores pero sujeto a las legislaciones nacionales (tales como la prohibición de guardar semillas si en el ámbito nacional éstas son protegidas por DPI).

Como ocurre a menudo, en el curso de las negociaciones varios países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), encabezados por Estados Unidos, se las ingeniaron para insertar, a último momento, cambios en el texto, que podrían quitarle efectividad y amplitud al CI:

· Únicamente los recursos genéticos que están en el dominio público quedarán sujetos a las normas del sistema multilateral. A las compañías y a otros poseedores privados de recursos fitogenéticos se les hace una mera "invitación" a contribuir con los materiales que conservan. En esencia, esto permite que las entidades privadas sean parásitos del sistema.
· El requisito de compartir los beneficios financieros se aplica únicamente en caso de que el receptor del germoplasma multilateral limite el acceso al producto genético que vende. Además, esta participación de los beneficios puede realizarse a través de acuerdos contractuales individuales -no necesariamente basados en una nueva legislación nacional- que a su vez podrían convertirse en un sistema inoperante y que haga imposible seguir el rastro de los recursos genéticos.
· La lista actual de cultivos a los cuales se aplica el sistema multilateral es irrisoriamente pequeña. Si el tratado aspira a contribuir en serio a la seguridad alimentaria, debe aplicarse a muchos más cultivos y no sólo a los principales cultivos comerciales básicos.
· La aplicación del CI y cualquier acción de seguimiento que los países puedan querer emprender dentro de los términos por él fijados, serán regidos por consenso. En la práctica, esto significa que cualquier país puede vetar cualquier propuesta y potencialmente bloquear la ejecución significativa del tratado.

A pesar de que la semana pasada, en los en últimos días de las negociaciones, los intentos por debilitar el texto tuvieron éxito, probablemente sea bueno tener este nuevo tratado con su organismo rector. La intención del sistema multilateral es facilitar un vasto intercambio de recursos fitogenéticos -y que exista una participación equitativa de los beneficios sobre él-, por lo que podría ayudar a impedir que se entre en un proceso feroz de negociaciones bilaterales de toma y daca. Tanto el organismo rector que se encargará del Compromiso como el sistema multilateral deberían ofrecer una plataforma política en que los temas vinculados a los recursos fitogenéticos puedan ser manejados a escala internacional. Todos tienen para ganar con un sistema de este tipo, pero más aún los agricultores locales que necesitan un acceso continuado a la biodiversidad agrícola.

Que esas funciones loables finalmente se materialicen depende en gran medida de dos cosas. Una, si el tratado podrá efectivamente frenar la privatización de los recursos genéticos a través de los DPI. La otra es si el CI logrará mantenerse firme contra la imposición de otras normas y acuerdos, como las aplicadas por la OMC, que, sin consideración alguna, dan prioridad a los intereses comerciales internacionales por encima de la agricultura y la seguridad alimentaría. Esos son precisamente los dos temas que siguen pendientes y entre corchetes.

Desenlace final en noviembre, en la cumbre de la seguridad alimentaria

"El tratado es defectuoso en varios aspectos", declaró Patrick Mulvano, del Grupo de Desarrollo de Tecnologías Intermedias (ITDG), del Reino Unido, la semana pasada, en la clausura de la sesión de negociaciones. "No es justo: si bien se reconocen los Derechos de los Agricultores, quedarán subordinados a las leyes nacionales que protegen la industria fitomejoradora. No es equitativo: los beneficios obligatorios que se devengará para los agricultores de los países en desarrollo a través de este tratado serán una fracción minúscula de los 2 millones de dólares de dividendos anuales de la industria de la alimentación. Y no es amplio: se aplicará apenas a unos 34 cultivos alimenticios y unos 29 forrajes".

Coincidimos. El CI apenas si refleja débilmente las expectativas y demandas puestas sobre la mesa por más de 400 organizaciones de la sociedad civil de 60 países. Pero todavía no ha llegado la hora de la verdad para el tratado.

Los países tienen que decidir ahora si el CI prohibirá la propiedad intelectual sobre las "partes y componentes" de los materiales compartidos de la "canasta" común. Si se pronuncia por la positiva, entonces el tratado contribuirá a asegurar el acceso continuado a los recursos genéticos para continuar su mejoramiento, y pasará a ser un hito en la lucha por una agricultura sustentable y basada en la biodiversidad. Si se pronuncia por la negativa, entonces el CI contribuirá a profundizar la privatización de la biodiversidad y será el artífice de la destrucción de los recursos fitogenéticos. En ese caso crearía un sistema jurídicamente vinculante que apartará aún más la biodiversidad del control de los agricultores. Permitiría que poderosas empresas privatizaran el germoplasma compartido y agravaran la erosión genética. Ningún país en desarrollo deseará contribuir con recursos genéticos a un mecanismo que permite que los materiales sean pirateados bajo la forma de monopolios intelectuales del Norte. Podría ser destructivo y equivocado.

El desenlace final tendrá lugar durante la primera semana de noviembre, en Roma, cuando la Conferencia de la FAO se reúna a evaluar hasta dónde han llegado las cosas cinco años después de la Cumbre Mundial de la Alimentación de 1996. En esa reunión deberá negociarse, adoptarse y firmarse la versión final del CI. Por cierto que a menos que exista una fuerte presión pública para impulsar el CI en la dirección correcta, es muy posible que prevalezcan los intereses comerciales que empujan en la dirección opuesta.


Por mayor información:

El ITDG mantiene una sección del sitio Web de Food Group, del Reino Unido, totalmente dedicada a las negociaciones del CI. Hay abundante material de prensa, documentos de posición, recursos de campaña, contactos y enlaces a documentos oficiales http://www.ijabc.org/iu2.htm

Por información en español, la página Web de GRAIN está disponible en http://www.grain.org/sp/front/index.cfm, y también se encontrará en la página Web http://biodiversidadla.org


Author: GRAIN
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