https://grain.org/e/867

Pérdida y recuperación de cultivos hortícolas en el Uruguay

by Ing. Agr. Héctor González Idiarte | 23 Jun 1999

BIODIVERSIDAD
SUSTENTO Y CULTURAS

Pérdida y recuperación de cultivos hortícolas en el Uruguay
por Ing. Agr. Héctor González Idiarte*

Junio de 1999

 

 

Los principales cultivos hortícolas en Uruguay son producidos desde cerca de trescientos años por pequeños agricultores familares. La variabilidad genética de estos cultivos se encuentra en las variedades locales desarrolladas por estos pequeños horticultores. El autor analiza la importancia de estas variedades locales y las causas y consecuencias del proceso de desaparición de las mismas.

* Héctor González Indarte es Profesor Adjunto de Horticultura. Centro Regional Sur de la Facultad de Agronomía, Universidad de la República. Montevideo, Uruguay. Puede ser contactado en: Facultad de Agronomía, Centro Regional Sur, Fax 598-2-307 62 39, C.e.: [email protected]

 

Los recursos naturales son parte del patrimonio de cada país y son de alto valor estratégico para su desarrollo socioeconómico sustentable e independiente. Por consiguiente, no puede cuestionarse la soberanía de cada Estado para decidir sobre su conservación y uso. Los recursos genéticos forman parte de los recursos naturales y su importancia estratégica va en aumento en la medida que, como consecuencia de los intereses en juego en la actual etapa histórica del capitalismo, se está produciendo una desaparición sostenida de los mismos.

La diversidad genética permite tanto la evolución de los ecosistemas naturales como las modificaciones intencionadas de los sistemas de producción. Frente a situaciones cambiantes, naturales o impuestas por el hombre, la variabilidad genética existente permitirá la aparición de nuevos genotipos adaptados a las nuevas situaciones.

En Uruguay, en los cultivos hortícolas de importancia estratégica para la alimentación humana, la variabilidad genética se encuentra en las variedades locales (VL) cultivadas por el productor desde hace centenas de años.Por distintas razones, la pérdida de estas variedades locales se ha acelerado en las últimas décadas. Se estrecha, así, la base genética que disponemos para seguir creando genotipos adaptados a nuestras condiciones agroecológicas.

Las variedades locales y los productores familiares

Uruguay no está ubicado en una región que forme parte de los centros de diversidad de las especies hortícolas, salvo el caso del género Cucurbita, donde forma parte de un centro secundario. Por lo tanto, las variedades locales representan los recursos genéticos de los principales cultivos hortícolas que se plantan en el país.

Estas variedades locales se originan a partir de materiales genéticos introducidos por las corrientes inmigratorias que llegaron a Uruguay a partir del siglo XVIII. El crecimiento poblacional del país, principalmente de su ciudad capital, Montevideo, y las políticas socioeconómicas implementadas generaron una estructura de producción hortícola basada casi exclusivamente en pequeños productores familiares que se encargan de abastecer con verduras y frutas a los habitantes de la capital y otras ciudades en crecimiento. En función de las condiciones económicas en que se desenvuelve esta producción, desde el inicio dirigida al mercado interno y con una lógica productiva que combina simultáneamente la producción para el mercado y para la subsistencia del núcleo familiar, el productor adopta la estrategia de multiplicar artesanalmente la semilla que necesita para plantar sus cultivos. Los productores aplican sus propios criterios de selección cuando eligen las plantas progenitoras, teniendo en cuenta las exigencias del mercado y el comportamiento agronómico en interacción con los factores ambientales. Este material genético, así seleccionado año tras año a partir de variedades originalmente introducidas, es lo que se denomina variedades locales, poblaciones locales, o variedades criollas, con adaptación productiva a nuestras condiciones (ciclo de crecimiento, tolerancia a enfermededades, estabilidad productiva, etc.).

Según el Censo Agropecuario (1990), el 83% de la superficie plantada con hortalizas se encuentra en predios familiares, siendo la mano de obra ocupada en un 91,3% familiar y en un 8,7% contratada. Estos predios familiares hortícolas representan el 15,4% del total de establecimientos agropecuarios existentes en el país.

El valor de las variedades locales como recurso genético

En Uruguay, en varios cultivos hortícolas de importancia económica, la plantación de VL ha representado históricamente un alto porcentaje del área sembrada total. Es el caso de ajo, boniato (camote), poroto (frijol), zapallo, cebolla, morrón (pimiento) y maíz dulce. En otros cultivos, como zanahoria, las VL son importantes en determinada estación de crecimiento (verano-otoño), donde las variedades comerciales introducidas presentan escasa adaptación. En cultivos aromáticos, como perejil, orégano y albahaca, la siembra de semilla nacional está muy difundida.

En el cuadro 1 se clasifican las doce hortalizas de mayor área cultivada según la importancia de la semilla nacional en el total utilizado.

Cuadro 1
Origen de la semilla en las diez hortalizas con mayor área sembrada

100% a 80% de semilla nacional 80% a 50% de semilla nacional 50% a 20% de semilla nacional 20% a 0% de semilla nacional
Ajo Cebolla Zanahoria Lechuga
Boniato (camote) Pimiento (dulce)   Tomate
Maíz dulce Chaucha  
Poroto (frijol)  
Pimiento (picante)
Zapallo criollo

Fuente: Modificado de Dogliotti y Tommasino (1989).

Diversas investigaciones realizadas por las Unidades de Horticultura y Fitopatología, de la Facultad de Agronomía, demuestran el comportamiento agronómico favorable de las VL.

Como se muestra en el cuadro 2, en cebolla se identificaron VL que difieren en momento de bulbificación, rendimiento, conservación poscosecha y características del bulbo (forma, color, retención de catáfilas de protección). Algunas VL tienen ciclos de crecimiento que se adaptan mejor a nuestras disponibilidades ambientales que las variedades introducidas actualmente más difundidas, fundamentalmente en relación al balance hídrico en el momento de bulbificación y a la presencia de temperatura y humedad relativa favorable en la fase de entrega del cultivo y curado de los bulbos a campo. Las variedades introducidas apropiadas para conservación poscosecha son de día largo (DL), con cosecha en enero-febrero (verano en el Cono Sur). En cambio, las variedades locales son de día intermedio (DI) y se cosechan en diciembre. También hay variedades locales de día corto (DC), con cosecha en noviembre, no aptas para la conservación poscosecha.

Cuadro 2
Características de las variedades locales (VL) de cebolla

VL Forma de bulbo Color de bulbo Retención de catáfilas Conserv. poscosecha Potencial rendimiento
PRECOZ (DC) Trompo Esf.-achatado Amarillo Media a baja Media  
PANTANOSO (DI) Trompo Amarillo Media a alta Alta Alto
VALENCIANA TEMPRANA (DL) Esférico Esf.-alargado Bronceado Alta Alta Medio
VALENCIANA  ALARGADA (DL) Alargado Bronceado oscuro Alta Alta Alto
VALENCIANA TARDIA (DL) Esférico Bronceado oscuro Alta Alta  

Fuente: Galván, G.; González, H. y Sollier, S. (1996)

También en cebolla, se identificaron variedades locales con mayor resistencia parcial a enfermedades de la hoja, principalmente Botrytis sp., en comparación con las variedades introducidas. En el cuadro 3 se puede observar que el daño de esta enfermedad, evaluado por el porcentaje de punta seca y de manchas en las hojas, es menor en las dos variedades locales en condiciones de campo y bajo tunel (Casera INIA y Pantanoso del Sauce) que en la variedad comercial introducida (Val-catorce INTA).

Cuadro 3
Evaluación de síntomas de Botrytis sp (% de área foliar afectada)

VARIEDAD BAJO TUNEL E INOCULADA A CAMPO Y SIN INOCULAR
  Punta seca Manchas Punta seca Manchas
Casera INIA 23.0 13.5 5.1 13.8
Pantanoso Sauce 19.5 17.4 22.7 13.4
Valcatorce INTA 30.0 18.4 54.6 17.9
Fuente: González, P.; Galván, G.; Silvera, E.; Scattolini, A.; Mondino, P.; Gepp, V.; González, H. Resistencia a mancha de la hoja (Botrytis sp.) de la cebolla. Desarrollo de la metodología de selección.

Asímismo, durante la conservación poscosecha existen variedades locales con menores pérdidas totales que variedades introducidas como la Valcatorce INTA. En la gráfica 1 se observa esta diferencia de comportamiento. Si comparamos la variedad local con un material mejorado derivado de ésta, también se aprecia que el mejoramiento genético de la variedad local permite disminuir aún más las pérdidas de poscosecha.

biodiv19-20p19.jpg (14022 bytes)

Gráfico 1: Pérdidas totales acumuladas para una VL (8818), un material genético mejorado (MM) a partir de la VL y una variedad introducida (Valcatorce INTA). Comunicación personal de V. Gepp, directora de un trabajo de tesis en curso de A. Alonso y G. Rivas (Facultad de Agronomía).

En el pimiento, se han encontrado variedades locales que difieren en el ciclo, en el rendimiento, en el tamaño del fruto y en el espesor de la pared del fruto. Las variedades locales de Salto tienen un tamaño de fruto más pequeño y mayor cantidad de frutos por planta, con producción más temprana. Algunas variedades locales de La Escobilla (Departamento de Florida) tienen frutos grandes, de tamaño similar a las variedades introducidas (véase el cuadro 4).

Cuadro 4:
Rendimiento de variedades locales y variedades introducidas de pimiento (Montevideo, 1992/93)

Variedad Nº de frutos por planta Peso de frutos por planta (gramos)
Salto (VL) 13,3 479
Pantanoso del Sauce (VL) 12,0 640
La Escobilla (VL) 12,7 655

Córdoba F1 (híbrido introducido) 

11,1 593

Fuente: Hernández, J. (1993)

El maíz es un cultivo clave dentro de la estrategia de producción familiar. Se usa como forraje para las vacas lecheras, caballos y bueyes, como grano para la alimentación y también para la venta en el mercado como choclo (grano inmaduro). La multiplicación de la semilla por los productores ha originado la existencia de poblaciones locales con adaptación a nuestras condiciones de producción, que a su vez presentan una importante variabilidad genética. Estudios realizados sobre colectas efectuadas por las Unidades de Fitotecnia y Cultivos (Facultad de Agronomía) permitieron distinguir once tipos raciales, con diferencias genéticas en características de importancia agronómica como producción de grano y forraje, prolificidad, macollaje y ciclo. Las VL, por su adaptación al ambiente y resistencia a enfermedades y plagas, representan un material genético a considerar especialmente en el manejo sustentable del sistema de producción, ya que permiten potenciar el manejo agroecológico del mismo.

En los cultivos estudiados se ha encontrado variabilidad genética entre las VL y también, frecuentemente, dentro de cada una de ellas, en la mayoría de las características agronómicas antes citadas. Esta variabilidad interna dependerá de su forma de propagación (sexual o asexual), de la biología reproductiva si la propagación es sexual, de la forma en que el productor hace la selección y del aislamiento respecto a otras variedades del mismo cultivo.

La variabilidad interna de las VL se traduce frecuentemente en calidades comerciales desuniformes, principalmente respecto a color, forma y tamaño, lo cual puede ocasionar que el productor tenga dificultades en la venta o consiga menores precios en un mercado que cada vez privilegia más la uniformidad y la apariencia visual.

Asímismo, la multiplicación artesanal de la semilla (sexual o asexual) ocasiona frecuentemente problemas en su calidad (fisiológica, física, sanitaria y genética), que muchas veces perjudican el establecimiento del cultivo.

Principales causas de la desaparición de las variedades locales de hortalizas

La aceleración del proceso de desaparición de las VL obedece a un complejo de factores que resultan del impacto que tienen las políticas de los países capitalistas desarrollados en los países subdesarrollados, según se discute a continuación.

La globalización de los mercados y políticas comerciales de las grandes empresas criadoras y semilleristas permite un intercambio comercial cada vez más fluido. A su vez la masificación de los medios de comunicación potencian las estrategias comerciales de este tipo de empresas, mayoritariamente transnacionales. De esta manera, ocurre un ingreso permanente de híbridos y variedades introducidos, que van desplazando a las VL. La legislación sobre semillas hortícolas vigente en Uruguay facilita esta estrategia ya que no es obligatorio la evaluación agronómica de los cultivares previo a su venta. La ley solamente obliga a controlar la germinación, pureza y enfermedades cuarentenarias al llegar al país las semillas importadas.

Los derechos de propiedad intelectual sobre las variedades vegetales favorecen a las variedades extranjeras. Uruguay se adhirió al acta de 1978 de la UPOV (Unión Internacional para la Protección de las Obtenciones Vegetales). Esta decisión implica que el país debe garantizar la protección de los derechos de los obtentores de las variedades que se comercializan en el país. La normativa del acta genera condiciones que estimularán aún más la introducción de variedades e híbridos, Asimismo, según la UPOV, las variedades deben ser estables, uniformes y diferentes para poder ser registradas y protegidas. Las VL no cumplen con este requisito, por lo cual no pueden ser protegidas y son de libre acceso. Si el país no establece una legislación específica para reglamentar el acceso, se crean condiciones claramente perjudiciales para los países que disponen de germoplasma nativo o adaptado. De esta manera, las VL pueden ser retiradas del país prácticamente sin costo y ser usadas para crear nuevas variedades comerciales que sí serán protegidas cuando ingresen a Uruguay u otros países adheridos a la UPOV.

La inmensa mayoría de los productores de hortalizas comercializan su producción, o gran parte de ella, en el mercado. No existen productores estrictamente subsistenciales, que produzcan sólo para el consumo de la familia. Este hecho ocasiona que se vean obligados a plantar las variedades e híbridos que el mercado demanda, ya que de otra manera van a tener menores precios por los productos que venden. Como el mercado privilegia cada vez más la uniformidad y la apariencia visual, más aún si hablamos de la exportación, no tiene otra alternativa que plantar híbridos o variedades introducidas, descartando las variedades locales.

Las VL de tomate prácticamente han desaparecido, al ser sustituidas por variedades e híbridos introducidos. El hecho de que el mercado pague más por determinada calidad externa del fruto (forma, tamaño, color) ha provocado la desaparición de los tomates platenses (tipo «araña») con mayor adaptación a nuestro ambiente y mayor tolerancia al virus de la «peste negra», enfermedad de alta incidencia en la región tomatera. Para realizar la producción de primor en el norte del país (Salto, Bella Unión) ha existido un cambio tecnológico consistente en la difusión de los invernáculos, sustituyendo a la producción bajo "quincho". En consecuencia, las VL que se plantaban bajo este último sistema han prácticamente desaparecido, ya que el invernáculo exige la plantación de híbridos de alta productividad. En el mismo sentido ha actuado la rápida difusión de las variedades de tomate larga vida, caracterizado por su mayor conservación luego de arrancado de la planta, pero de textura menos agradable al comerlo. En realidad, este tipo de tomate favorece mucho más al intermediario y supermercados que al consumidor o productor. Sin embargo, la propaganda y estrategias comerciales han creado la necesidad de su consumo, recibiendo el productor un sobreprecio sobre el tomate común.

Los casos más recientes de sustitución acelerada de las VL por variedades e híbridos introducidos, como consecuencia de las calidades demandadas por el mercado interno, se observan en los cultivos de zapallo, zanahoria y boniato. El zapallo criollo pasó de ser un 100% de la superficie sembrada, a mediados de la década del 80, a una estimación de un 80% actual, por introducción de un híbrido interespecífico (cabutiá o tetsukabuto) que tiene un fruto más pequeño. Con la zanahoria está pasando algo similar: las variedades locales, con siembra de verano, están siendo sustituidas por variedades introducidas (Kuroda, Nueva Kuroda) con mayor calidad comercial (color externo e interno y textura), creadas por empresas japonesas. En el boniato, según González y Licandro (1991), las variedades locales representaban el 100% de la superficie plantada en la región de Cañada Grande (Canelones) en 1982, principal región productora de este cultivo, mientras que en 1988 representaron el 37% del área plantada. Las variedades locales fueron sustituidas por una variedad introducida de origen argentino (Morada INTA), que presenta plantas de hábito erecto y boniatos con tamaño y forma mas uniforme como requiere el mercado, y mejor conservación poscosecha.

Las políticas de exportación o importación de hortalizas, según como se diseñen, también pueden actuar a favor de la desaparición de las VL. El programa de exportación de cebolla dulce a EEUU implementado en 1993, implicó la obligación de plantar un híbrido de esta característica que se introdujo al país con este fín, que presenta una alta susceptibilidad a las principales enfermedades foliares existentes en Uruguay. Muchos productores que se integraron a este programa en busca de mejorar su ingreso disminuyeron o suspendieron la multiplicación de sus propias semillas.

Las políticas socioeconómicas implementadas en el país han provocado el éxodo de los productores agropecuarios hacia la ciudad, proceso que ha sido aún más intenso en los productores más chicos, que son los que producen hortalizas y los que han creado y mantenido las variedades locales. De acuerdo a los datos del Censo Agropecuario, entre 1970 y 1990, el 29% de las empresas agropecuarias desaparecieron, pero en el tramo entre 1 y 19 hectáreas -donde se ubican la mayoría de los horticultores- desaparecieron el 48%, y entre 20 y 49 hectáreas desaparecieron el 31%. Por lo tanto, la emigración del pequeño productor conlleva simultáneamente a una doble pérdida simultánea: familias que se ven obligadas a abandonar el campo y recursos genéticos que ellas mismas crearon y que no van a seguir haciéndolo.

Por último, remarcamos que si este proceso de desaparición de productores hortícolas y sus variedades locales se mantiene incambiado, se impondrán restricciones crecientes para avanzar en la organización de esta producción agrícola en base a criterios de sustentabilidad agronómica y socioeconómica.

 

Author: Ing. Agr. Héctor González Idiarte
Links in this article: