Los países que no se han incorporado a UPOV (Unión de
Protección de Nuevas Variedadades Vegetales) están siendo sometidos desde diversos
ámbitos a una fuerte presión política para que lo hagan, afirmando que de esta manera
se cumpliría con los requisitos de los acuerdos de propiedad intelectual bajo la
Organización Mundial de Comercio (TRIPs, por su sigla en inglés). Sin embargo, la
realidad es que:
Diez razones por las cuales UPOV es un mal negocio y por las que los
países no deberían incor-porarse, o incluso argumentar su salida, son:
1. UPOV niega los derechos de los agricultores
tanto a nivel particular como en su sentido más amplio. A nivel
particular, se cercena el derecho a guardar semilla para la siembra.
En sentido amplio, UPOV no reconoce ni apoya los derechos a la biodiversidad
inherentes a las comunidades, ni su derecho a un espacio para la innovación.
2. Las compañías del Norte se adueñan de los
sistemas nacionales de mejoramiento vegetal en el Sur. En el régimen
UPOV no hay implícito un código de transferencia de tecnología, de no
ser que se quiera llamar así a la realidad pura y dura de que las compañías
transnacionales pueden comercializar sus variedades en el Sur amparadas
por una normativa hecha a la medida de sus ambiciones globales. Los
fitomejoradores nacionales y las casas de semillas locales son compradas
por las compañías extranjeras.
3. Las compañías del norte adquieren la biodiversidad
del Sur en propiedad, sin obligación alguna de compartir los beneficios.
A diferencia del Convenio sobre Diversidad Biológica, UPOV no incluye
disposición alguna para que los beneficios de la explotación de la biodiversidad
del Sur por parte del Norte sean compartidos. Los agricultores del Sur
terminan por tener que pagar regalías por su propio germoplasma, manipulado
en el Norte y presentado en un nuevo envoltorio. De esta forma, el Norte
obtiene un control comercial completo sobre el germoplasma y los conocimientos
de las comunidades, y sobre los esfuerzos que han contribuido a su existencia.
4. Los criterios de protección de obtenciones en UPOV exacerban la
erosión de la biodiversidad. Esto es tremendamente peligroso, especialmente para los
países más empobrecidos. La mayor vulnerabilidad de los cultivos suele compensarse a
base de más productos químicos o de ingeniería genética, que los agricultores no
pueden permitirse. La uniformidad conduce a pérdidas de cosecha y a mayor inseguridad
alimentaria.
5. La privatización de los recur-sos genéticos afecta
negativamente a la investigación. Estudios sobre sus repercusiones realizados en
EE.UU. y en otros lugares demuestran una correlación clara entre la llamada 'protección'
(por registro de propiedad intelectual) de variedades vegetales y una disminución del
trasvase de información y de germoplasma. Además, la normativa UPOV sobre variedades
'esencialmente derivadas' desincentiva a los investigadores, dado que las transnacionales
pueden intimidarles con amenazas de acusarles de plagio.
6. Los avances conseguidos para amparar la biodiversidad en sistemas
de acceso negociado -como en el Convenio de Diversidad Biológica y la FAO- son socavados
por UPOV. La legislación sobre protección de variedades vegetales concede propiedad
privada sobre recursos regidos por la soberanía nacional y, ciertamente, por la
soberanía de las comunidades.
7. La adhesión a UPOV supone incorporarse -como parte- a un sistema
que apoya cada vez más los derechos de los obtentores industriales en detrimento de los
agricultores no industriales y de las comunidades. Las sucesivas revisiones de UPOV
(particularmente su versión 1991) vienen ampliando los derechos de los obtentores y
debilitando los derechos de los agricultores y el interés público. Los países del Sur
se verán obligados a secundar esta tendencia.
8. UPOV no observa las disposiciones de TRIPs y entra en conflicto
con el Convenio de Diversidad Biológica. UPOV comporta la concesión de privilegios
mutuos entre sus 37 miembros, mientras que TRIPs requiere que estos privilegios sean
compartidos entre cerca de 150 países. Uno de los dos tendría, por tanto, que cambiar
las reglas. Además, el Convenio de Diversidad Biológica (CDB), con nada menos que 170
estados miembros, requiere como mínimo que se compartan beneficios, mientras que UPOV no
contempla medida alguna en este sentido. El CDB se propone analizar si los sistemas de
propiedad intelectual como la protección de variedades vegetales son contrarios a sus
objetivos.
9. El acuerdo TRIPs será revisado en 1999. Esto quiere decir
que la obligación de conceder patentes o derechos sui generis sobre obtenciones
vegetales (actualmente en el artículo 27 de dichos acuerdos) puede ser eliminada antes de
que los países del Sur hayan tenido que aplicarla. La oportunidad de eliminar esta
obligación existe todavía legalmente.
10. El grueso de los beneficios irá a parar al Norte. UPOV ha
sido diseñado para facilitar monopolios a las compañías dedicadas al mejoramiento
vegetal. Casi todo el «mejoramiento» está destinado a los mercados internacionales. A
pesar de 35 años de existencia de la Revolución Verde y UPOV, la inseguridad alimentaria
del Sur no ha sido eliminada. La incorporación a un sistema sesgado como UPOV asegurará
una mayor integración del Sur en mercados controlados por el Norte, en contra de los que
hoy padecen hambre.