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Inversiones e iniciativas de conservación del clima destruyen los bosques y los territorios de las comunidades

by Focus on the Global South y GRAIN | 4 Apr 2017
 
El rápido crecimiento económico y la industrialización de Asia tienen un precio excesivamente alto para las comunidades locales, su entorno y sus economías. En toda la región, el “desarrollo” se caracteriza por una inversión a gran escala, en cuyo centro se encuentran el control y la explotación de la tierra, los bosques, el agua, la naturaleza, los minerales y la mano de obra. Los gobiernos asiáticos están a la búsqueda de inversiones privadas para casi todos los sectores de la economía, desde energía, petróleo, minerales, agricultura y procesamiento de alimentos hasta educación, salud, turismo, manufactura, farmacéutica, transporte e infraestructura urbana. Las fuentes de inversión varían y generalmente se habilitan a través de acuerdos económicos y de ayuda bilaterales, multilaterales y regionales, a menudo respaldadas por un capital de naturaleza internacional y difícil de rastrear. (1)
 
La captura de tierras, bosques y agua tiene diversos fines: agricultura industrial, plantaciones de árboles, energía hidroeléctrica, industria extractiva, turismo, infraestructura de obras, negocios inmobiliarios, zonas económicas especiales (ZEE), corredores económicos y, sencillamente, para obtener lucro a través de la construcción de nuevos mercados. En cuestión de meses, paisajes y ecosistemas biodiversos se transforman en plantaciones de caucho, palma aceitera o mandioca, en pueblos cercados o represas, entre los cuales es posible que se asignen bosques o humedales como áreas protegidas y que se utilicen para generar una vía de ingresos “verdes”. Las poblaciones locales rara vez se benefician de estos cambios de paisaje y de los nuevos mercados. En su mayor parte pierden sus medios de vida, hogares, culturas, identidades así como el acceso a fuentes naturales de alimento; son desalojadas a la fuerza, reubicadas y expulsadas a trabajos precarios y mal remunerados. (1)
 
La concentración de la tierra es mayor ahora que nunca y muchos de los terratenientes pertenecen a elites políticamente conectadas, como en Filipinas, Camboya, República Democrática Popular Lao, Malasia, Pakistán, India e Indonesia. En los últimos 10 a 15 años, los gobiernos de toda Asia han iniciado una serie de cambios legislativos para eliminar las pocas protecciones que tradicionalmente han amparado a los pequeños agricultores y pescadores, los pueblos indígenas y los habitantes de los bosques, quienes ahora han quedado totalmente vulnerables frente a la pérdida de sus tierras a manos de empresas estatales y privadas para el desarrollo de agricultura industrial a gran escala, industrias extractivas, obras de infraestructura y “corredores económicos”. (2) Los cambios varían de un país a otro, pero todos están diseñados para facilitar a las empresas la adquisición de grandes áreas de tierra utilizadas hasta entonces por las comunidades locales, y que ahora destinan a la extracción de madera, minerales, agua y otras riquezas naturales, y todo con escasos controles reglamentarios.
 
Muchos de quienes formulan las políticas sostienen que la adquisición de tierras por parte del Estado es necesaria para asegurar el desarrollo y el crecimiento económico. Indonesia e India promulgan leyes que permiten la adquisición de tierras para grandes megaproyectos con la justificación del desarrollo nacional y el interés público. En Tailandia, el Plan Maestro Forestal (FMP) es el último de una larga serie de intentos por expandir las plantaciones de monocultivos de árboles en el país. Lanzado en junio de 2014 por el Comando de Operaciones de Seguridad Interna de Tailandia y el Ministerio de Recursos Naturales y Medio Ambiente, el FMP otorga concesiones a empresas privadas para establecer plantaciones de árboles en zonas de bosque, lo cual coloca a las comunidades que viven en esos bosques y los cultivan frente al riesgo de que sean reubicadas de manera forzosa. (3) El gobierno camboyano convierte las tierras públicas en tierras estatales privadas y considera a los bosques comunitarios como “bosques degradados”, pasibles de ser otorgados a las empresas en concesiones económicas a largo plazo.
 
La expansión de los monocultivos de árboles se verá exacerbada por los nuevos fondos destinados a incentivar inversiones privadas en la denominada agricultura de “deforestación cero”. El último anuncio en ese sentido se hizo en el Foro Económico Mundial (WEF, por su sigla en inglés), celebrado en enero de 2017. El gobierno noruego y transnacionales como Carrefour, Marks & Spencer, Mars, Metro, Nestlé, Tesco y Unilever prometieron hasta 400 millones de dólares. Se argumenta que dichos fondos incentivarán inversiones a gran escala del sector privado en el uso comercial de la tierra que también protegerán y restaurarán bosques y turberas. (4)
 
Sin embargo, a partir de la experiencia de programas similares que se han implementado en países como Vietnam, Indonesia, Filipinas, Myanmar y Camboya, es probable que estos fondos promuevan sistemas de subcontratación en los que los pequeños agricultores quedan atrapados al poner sus propias tierras al servicio de la expansión de plantaciones de cultivos comerciales. En esos sistemas de subcontratación todo el riesgo recae en los pequeños agricultores, mientras que las empresas tienen el control de facto de las tierras campesinas. También permiten a la industria alimentaria mundial ocultar la expansión del control empresarial sobre las tierras de cultivo bajo el disfraz de la “responsabilidad social”. A menudo, los gobiernos crean líneas de crédito bancarias especiales para los agricultores que participan en estos sistemas de subcontratación, las cuales facilitan su endeudamiento para la compra de semillas, fertilizantes, etc. De esta manera están subsidiando esas iniciativas empresariales, en respuesta a las críticas por su falta de acción para reducir los impactos de la agricultura industrial sobre el cambio climático. Las pruebas empíricas recogidas hasta ahora muestran que estos planes de inversión privados han hecho poco por detener la deforestación o reducir el uso de la mayor fuente mundial de emisiones de gases de efecto invernadero derivadas de la producción de cultivos, es decir, el uso de fertilizantes nitrogenados. Por ejemplo, en varios proyectos que se encuentran en el centro de Vietnam, a los agricultores se les indica aplicar fertilizantes nitrogenados, los cuales les son suministrados por la empresa noruega Yara, una de las empresas clave detrás de la Nueva Visión para la Agricultura del Foro Económico Mundial y empresa líder de la Alianza para la Agricultura Climática Inteligente. (5)
 
Mientras tanto, la agricultura tradicional practicada por los campesinos y los pequeños agricultores sigue sufriendo numerosos retos. Por ejemplo, en la República Democrática Popular Lao, los responsables políticos consideran que la agricultura migratoria es una de las principales causas de la deforestación. En el decenio de 1990, el Gobierno de Laos puso en marcha el Programa de Asignación de Tierras y Bosques (LFAP), que prohíbe el cultivo itinerante y dictamina cómo se deben manejar los diferentes tipos de tierras. Los estudios demuestran que, al contrario de lo esperado, el LFAP aumentó la inseguridad en materia de tierras y alimentos, la pobreza y la migración por causas económicas. Esto no contuvo la deforestación ya que las comunidades locales no eran la causa de la deforestación. (6) Más recientemente, el gobierno ha emitido reglamentaciones a nivel de provincia sobre el “Corredor de Conservación de la Biodiversidad” que establecen una aportación legal para administrar los llamados “corredores de biodiversidad”, que ya tiene un fondo de US12.8 millones de dólares aportados por el Banco Asiático de Desarrollo (BAsD). Se trata de un programa piloto del BAsD de la “gestión forestal sostenible” y la forma de preparar a los países para que accedan al financiamiento ofrecido por el programa de Emisiones Reducidas por Deforestación y Degradación de Bosques (REDD). La planificación del uso de la tierra se ha llevado a cabo en 67 aldeas, abarcando 350,000 hectáreas de bosques donde se ha prohibido la agricultura itinerante practicada por las comunidades locales. (7)
 
Los acuerdos de libre comercio y de inversión juegan un papel importante en la conformación de leyes y políticas que facilitan la captación de tierra y agua para inversiones a gran escala, así como la deforestación y la degradación de los ecosistemas. Lo hacen indirectamente al alentar la producción especializada y verticalmente integrada de productos de exportación que conducen a la expansión de la minería y de las plantaciones de monocultivos a gran escala, y directamente forzando a los gobiernos a eliminar los obstáculos a la inversión extranjera. (8) Por ejemplo, en enero de 2016, la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN, por su sigla en inglés) puso en marcha la Comunidad Económica de la ASEAN (AEC, por su sigla en inglés), con la intención de crear un mercado único y una base de producción regional competitiva y plenamente integrada a la economía mundial. (9) Con el fin de facilitar la AEC, los gobiernos miembros de la ASEAN firmaron una serie de acuerdos que facilitan el acceso de inversionistas a gran escala a la tierra, los recursos naturales, las materias primas y la mano de obra, y brindan protección legal para su derecho a hacer negocios y obtener ganancias. No obstante, no existe protección alguna para las poblaciones locales que pierden sus tierras, bosques, fuentes de agua y medios de subsistencia frente a los avances de las obras de infraestructura y otros proyectos de inversión que se presentan como desarrollo.
 
En la región del Mekong, el Programa de Cooperación Económica de la Subregión del Gran Mekong (GMS, por su sigla en inglés), dirigido por el BAsD, pretende convertir las ricas dotaciones humanas y naturales de la región del Mekong en una zona de libre comercio e inversión a través de ambiciosas inversiones multisectoriales en transporte (carreteras, autopistas, vías aéreas y fluviales), energía, expansión urbana, telecomunicaciones, turismo, facilitación del comercio y agricultura. Central al marco estratégico del GMS es el desarrollo de corredores económicos, que son bolsillos de inversión en infraestructura. Algunos corredores económicos van acompañados de “corredores de conservación de la biodiversidad”, como en Laos, Camboya y Vietnam, los cuales cubren dos millones de hectáreas de bosques y tierras no boscosas y sirven como el componente “verde” de la inversión en infraestructura. La estrategia agrícola del GMS pone énfasis en la integración de los agricultores de subsistencia de la región a cadenas de suministro regionales y mundiales controladas por empresas agroindustriales, y en reorientar la producción agrícola desviándola de la autosuficiencia hacia los mercados regionales y mundiales.

Independientemente del discurso sobre reducción de la pobreza y desarrollo sostenible, el modelo de desarrollo promovido y apoyado por gobiernos, donantes e instituciones financieras internacionales es cada vez más extractivista y genera desigualdad e injusticia. Este modelo se apropia de elementos de la naturaleza, del potencial humano y de las materias primas para beneficio de las empresas, y destruye los ecosistemas, las comunidades y las posibilidades de una vida digna. La violencia contra las personas y la naturaleza es parte integral de este modelo. No es de extrañar que en Asia las poblaciones locales se resistan a ese desarrollo; asumen enormes riesgos políticos y ponen en riesgo su seguridad para defender sus tierras, agua, bosques y ecosistemas contra el capital depredador que alimenta el extractivismo.

Shalmali Guttal, Directora de Focus on the Global South
Kartini Samon, GRAIN
Publicado en el Boletín del Movimiento mundial por los bosques tropicales (WRM) número 229
 
El artículo también está disponible en Thai, Bahasa y Birmano:

 

(1) Shalmali Guttal. Introduction: Redefining Governance; Challenging Markets en Keeping Land Local: Reclaiming Governance from the Market. Octubre 2014.
(2) GRAIN. La contra-reforma agraria en Asia: nuevas leyes le arrebatan la tierra a los campesinos. Abril de 2015.
(3) WRM. Nuevo ‘Plan Maestro Forestal’ de Tailandia: la misma estrategia con ropas nuevas. Boletín Nº 208 del Movimiento Mundial por los Bosques,  noviembre de 2014.
(4) World Economic Forum. $400 Million Fund Launched in Davos to Stop Tropical Deforestation and Boost Farming. Enero de 2017.
(5) GRAIN. Cultivando desastres: las principales compañías del mundo van por la cosecha. Diciembre de 2016.
(6) Por más información ver, por ejemplo, Whose Lands Whose Resources? Shalmali Guttal, In Development, 2011, 54(1), (91–97) 2011 Society for International Development 1011-6370/11
(7) Banco Asiático de Desarrollo. ADB Grant Assistance to Support Sustainable Biodiversity Management. Octubre de 2016.
(8) Lorenzo Cotula. Tackling the trade law dimension of land grabbing. International Institute for Environment and Development, 14 de noviembre de 2013.
(9) http://investasean.asean.org/index.php/page/view/asean-economic-community/view/670/newsid/755/about-aec.html
Author: Focus on the Global South y GRAIN
Links in this article:
  • [1] http://wrm.org.uy/es/articulos-del-boletin-wrm/seccion1/inversiones-a-gran-escala-e-iniciativas-de-conservacion-del-clima-destruyen-los-bosques-y-los-territorios-de-las-comunidades/
  • [2] http://wrm.org.uy/es/files/2017/03/WRM-Bulletin-229_Thai-version.pdf
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