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Editorial

by Biodiversidad | 1 Aug 2012

Una imagen y 3 historias

La fotografía que acompaña este editorial fue tomada durante la marcha de la Cumbre de los Pueblos que reunió a más de ochenta mil personas en las calles de Río de Janeiro para expresar el rechazo a la propuesta de Economía Verde que Río + 20 trató de “vendernos” a los pueblos del mundo y que está testimoniada en la tapa de este número mostrando la columna de la Vía Campesina en la marcha; una más de las decenas de movimientos que confluyeron ese día. Y como toda imagen nos cuenta muchas historias.

Historia 1- la tragedia de Paraguay. Una de ellas es la de las campesinas y campesinos de Paraguay que llegaron a Río consternados por la muerte de diecisiete personas el día quince de junio en Curuguaty en un confuso y sospechosamente manipulado enfrentamiento entre campesinos y fuerzas de seguridad que resultó en seis policías y once campesinos muertos. El dolor de los campesinos y campesinas por todas estas muertes se reflejó en su presencia en la marcha literalmente de luto y compartir su dolor por las muertes y por estar lejos de su gente nos marcó a todos los que compartimos esos momentos con ellos.

Pero el transfondo de estas muertes no tardó en quedar en evidencia cuando en simultáneo con el fin de la Cumbre los Pueblos, en Paraguay se produjo el golpe institucional parlamentario que en menos de cuarenta y ocho horas de proceso derrocó al Presidente Constitucional Fernando Lugo. Todos los temores que compartieron las hermanas y hermanos paraguayos en los días previos se vieron confirmados: la tragedia de Curuguaty fue la excusa que los golpistas usaron para perpetrar el derrocamiento del presidente e imponer los intereses del agronegocio de manera vergonzosa y descarada. El posterior reemplazo del Secretario de Senave (Servicio Nacional de Semillas) por un empresario del agronegocio, el mensaje del usurpador Franco de que ahora se abrirían las puertas a las inversiones y la rápida aprobación del algodón transgénico en los últimos días lo atestiguan claramente.

Historia 2: el pueblo paraguayo no está solo. Pero también esos campesinos y campesinas estaban allí para decirle no a la economía verde, la propuesta que los gobiernos quisieron imponer a los pueblos como única respuesta a las diferentes crisis socioambientales que están poniendo a la humanidad al borde del abismo. Y cada una de las ochenta mil personas que participaron de la marcha y cada una de las muchas columnas que allí desfilaron acompañaron con su solidaridad al pueblo paraguayo.

Y la voz de los movimientos expresada a través de los muchos cantos, idiomas y expresiones culturales que allí confluyeron fue al mismo tiempo una sola voz. El no a la Economía Verde, el rechazo a las falsas soluciones que el capitalismo teñido de verde pretende imponer y la exigencia de soluciones verdaderas que enfrenten las crisis estructurales a las que nos han llevado se hizo escuchar de manera contundente y conmovedora.

La marcha fue al mismo tiempo la continuación de un tejido que los pueblos vienen haciendo con esfuerzo y pasión y que en Río sumó algunas líneas al telar de la diversidad y la articulación que como wiphala va construyéndose día a día. Y nos dejó el desafío de asumir plenamente la necesidad de avanzar en la articulación y la sinergia de las luchas y las resistencias sin postergaciones.

Historia 3: la gran ausencia. Finalmente también nos cuenta una historia por su ausencia: la de los gobiernos, muy lejos de los pueblos, reunidos y amurallados en el Río Centro haciendo uno de los papeles más tristes que les ha tocado jugar a lo largo de los últimos años de crisis. Su falta de compromiso, su sometimiento a los intereses de las corporaciones y los bancos y su insistencia en repetir un discurso vacío que apuesta a las mismas recetas que han demostrado hasta el hartazgo su ineficiencia e incapacidad para responder a las crisis ha sido definitivamente patético. Como alguien lo expresó con claridad durante la marcha, los gobiernos están dispuestos a destinar miles de millones para salvar a los bancos y al sistema financiero pero no pueden comprometerse a destinar ni un centavo a garantizar un futuro digno para la humanidad.

La presencia de Nora Cortiñas, Madre de Plaza de Mayo, en la marcha selló el vínculo entre los derechos humanos y las luchas socioambientales de manera indeleble. Sus palabras dignificadas por la permanente lucha durante treinta y cinco años de las Madres fueron muy claras: “nosotros, los pueblos, tenemos que seguir luchando para que por fin podamos vivir todos con dignidad en todos los países del mundo. Y que la gente no sea perseguida por luchar y por buscar sus ideales. Así que por eso estar acá es bueno”. Y agregó, haciendo alusión a la cumbre oficial, que en “estos veinte años no avanzamos en la felicidad de los pueblos, tenemos que buscar la manera de que no pasen 20 años más para que tengamos que tener logros”.

Los pueblos de América Latina, las Madres, campesinas y campesinos, pueblos indígenas, mujeres, la diversidad de un Continente y un mundo se dio cita en Río para seguir recorriendo los múltiples caminos que a causa de esas mismas búsquedas nos hace dignos.

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Author: Biodiversidad