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Biodiversidad en EspaƱa

by Paul Nicholson Solano | 29 Oct 2007

Paul Nicholson Solano

Los/as profetas del neoliberalismo y el desarrollismo prometían a mediados del siglo xx que la “revolución verde” acabaría con el hambre en el mundo y traería prosperidad y bonanza a las comunidades campesinas del Sur y del Norte. Hoy, uno mira hacia atrás y no hay lugar a dudas: la alimentación de nuestros pueblos y ciudades, de nuestras comunidades, desgraciadamente, depende cada vez menos de los/as campesinos/as; la agroindustria, las empresas de ingeniería genética y las grandes cadenas de distribución controlan cada vez de una manera más abrumadora cada uno de los eslabones de la cadena agroalimentaria; y el hambre, la pobreza y la desigualdad, en vez de disminuir, han aumentado; 854 millones de personas sufren hambre diariamente.

Medio siglo después de aquellos cantos de sirena (cantos que han derivado en la industrialización de la agricultura y en un modelo intensivo de cultivar la tierra, que han provocado una apuesta clara por la privatización de los recursos naturales y que han inundado de ex-campesinos/as los cinturones de las grandes urbes del Sur) una nueva receta mágica ha sido ideada por las mentes del capital: el desarrollo masivo, intensivo y a gran escala de los agrocombustibles. Supuestamente, los agrocombustibles (y no, biocombustibles) van a resolver gran parte de los retos pendientes de la humanidad: el hambre y la pobreza que sufren millones de personas, así como el cambio climático y la propia supervivencia de la Naturaleza que ha dado vida a este planeta.

Contrariamente, el mismo Jean Ziegler, Relator Especial de las Naciones Unidas para el derecho a la alimentación, comenta en su último informe que “precipitarse en convertir los cultivos alimentarios, el maíz, el trigo, el azúcar, el aceite de palma, en combustible para automóviles, sin examinar antes los efectos sobre el hambre en el mundo, augura un desastre”. Las primeras consecuencias ya se están evidenciando: concentración de millones de hectáreas de tierra fértil en manos de multinacionales de la agroalimentación (fundamentalmente en el Este de Europa, Asia Central y América del Sur); situación crítica de miles de explotaciones ganaderas debida a la subida de los precios de los granos; incremento considerable de los precios de los alimentos básicos (pan, huevos, carne, etcétera); conflictos sociales como “la guerra de las tortillas” que puso en jaque al gobierno mexicano.

Es muy claro que el repentino y decidido impulso que los países del Norte pretenden dar a los agrocombustibles se debe fundamentalmente a la necesidad de resolver uno de los problemas que hoy padecen: la dependencia respecto al petróleo (gran parte de las reservas están en manos de países del Sur o países no aliados de los países ricos) y el prohibitivo precio de los barriles de crudo. La trampa radica en el hecho de que lo que debe cuestionarse, y no se cuestiona, es el modelo energético en sí mismo. Es inaceptable pretender que los países del Sur “cosechen” energía para mantener el modelo energético despilfarrador de los países ricos, cuando muchos de ellos ni siquiera son capaces de cumplir con el básico derecho a la alimentación de sus poblaciones.

Millones de campesinos/as de todo el mundo, pueblos indígenas, trabajadores/as rurales sin tierra, mujeres rurales, trabajadores/as agrícolas, consumidores/ as responsables, ecologistas y otros/as reivindicamos una agricultura campesina, social y sostenible, frente a la agricultura de las multinacionales, los transgénicos y los agrocombustibles. Será imposible afrontar de una manera honesta, realista y eficaz la lucha contra la pobreza y el cambio climático sin la reconstrucción de la soberanía alimentaria de los pueblos. Por tanto, demandamos a todos los Estados establecer una moratoria de cinco años sobre todas las iniciativas para desarrollar agrocombustibles.

¡Gobalicemos la lucha!

¡Globalicemos la esperanza!

Paul Nicholson Solano, Miembro del Comité Coordinador Internacional de La Vía Campesina

 

Author: Paul Nicholson Solano