https://grain.org/e/1078

Botín para multinacionales en Chiapas

by Miguel Ángel García A | 22 Jul 2005

Por Miguel Ángel García A. (*)

"Aún no se veía la superficie de la tierra sino que sólo estaba el mar represado, y sólo el vacío del cielo. Sólo el germen del agua, en la mar sosegada en las aguas serenas. Sólo estaba el silencio, el reposo, en la obscuridad, en las tinieblas. Sólo estaba el Creador y Formador; los gérmenes de las cosas estaban puestos por Él, con toda pureza, en las aguas. Esta agua se desembarace, y cuando se refina en mares y ríos, quede el Uleu, la tierra. Así quedará todo limpio y se podrá sembrar en el cielo y la tierra, y de esa manera las criaturas que nazcan no tendrán obstáculos, ni existirán éstos cuando nazcan los hombres". (Del Popol Vuh, libro sagrado de los Mayas).

La Tierra, nuestra casa, ha sido bautizada el "Planeta Azul" por la imagen que suspendida en el espacio proporciona y que nos permite admirarla, aunque sea a través de una fotografía. Y es que el hermoso color azul que muestra nuestro planeta se lo otorga la aparente abundancia de un vital líquido, el cual así de sencillo como lo percibimos, ha sido la fuente primaria de origen y sustento fundamental de todas las formas de vida presentes desde siempre en la biosfera terrestre: el agua.

Único elemento de la naturaleza capaz de mostrar sus tres estados sólido, líquido o gaseoso en el medio ambiente, el agua nos da a las personas comunes la impresión de ser inagotable, más aún cuando miramos la magnificencia de los mares o cuando vemos caer torrenciales aguaceros en los veranos.

Nada más lejos de lo que está ocurriendo, por lo menos a nivel del agua potable para consumo humano: el líquido disponible se nos está agotando.

Aunque tres cuartas partes de nuestro planeta están cubiertas de agua (la misma proporción que posee nuestro organismo) el 97% de ella es salada. Del 3% restante, dos terceras partes se encuentra en los casquetes polares y cimas de montañas en forma de hielo y nieves perpetuas, quedando únicamente 1% del total del agua existente en el mundo para el consumo humano; y ésta se encuentra distribuida de forma muy desigual en todo el globo terráqueo, siendo un hecho común el que aquellas regiones y países que tienen la enorme fortuna de poseerla siguiendo las pautas del modelo de desarrollo industrial y consumista globalizador se dediquen a contaminarla y desperdiciarla, provocando además, estos mismos países y elites sociales de forma directa o indirecta la acelerada destrucción de los bosques del mundo, alterando con ello de forma muy grave el ciclo hidrológico mundial, en el que se basa la captación y filtración del agua pura.

El grave panorama

- En los últimos 70 años, la población mundial ha incrementado seis veces el consumo de agua, mientras que el volumen disponible es el mismo; pero, en cambio, el de agua potable no contaminada- ha disminuido en un 15%.

- Esto provoca que la disponibilidad de agua por habitante esté disminuyendo, en promedio, en un tercio cada veinte años.

- Hay en el mundo 12 mil kilómetros cúbicos de agua contaminada, cifra superior al volumen que alcanzan las diez cuencas fluviales del mundo más importantes.

- Diariamente se vierten en ríos, lagos y arroyos, dos millones de toneladas de deshechos tóxicos (un solo litro de agua residual basta para contaminar ocho litros de agua dulce).

- Estados Unidos y otros países industriales producen el 80% de todos los desechos peligrosos vertiendo en el agua, diariamente, 500 millones de toneladas de desechos peligrosos (metales pesados, solventes, sedimentos tóxicos y pesticidas).

- Mientras 900 millones de personas de los países pobres no tienen acceso a agua no contaminada, y mueren por esa causa 25 mil personas al día, en los países industriales el 75% del agua que disponen la utilizan con fines industriales y, por ejemplo, un habitante promedio de los Estados Unidos utiliza -y desperdicia- de 350 a 400 litros por día.

- Las cuencas más grandes del mundo ubicadas en países industriales o en los llamados "polos de desarrollo" de los países pobres, se encuentran altamente contaminados y no son ya aptas para consumo humano.

 

Por algo, el reconocido futurólogo Alvin Toffler señaló, desde hace ya algunos años, que en el siglo XXI las guerras en el mundo se darían no sólo por el control del petróleo, sino por apoderarse de las fuentes y caudales de agua dulce, lo cual es una realidad inmediata que ya observamos en dimensiones que van desde grandes regiones del mundo (Palestina-Altos del Golán o la zona del Iguazú en Sudamérica, frontera trinacional entre Brasil, Argentina y Paraguay); hasta conflictos entre países (recordar el diferendo binacional México-EEUU por el agua del río Colorado); entre estados (Guanajuato contra Jalisco por el embalse del Lago de Chapala, en México); entre comunidades (tenemos el reciente caso ocurrido en Zinacantán , Estado de Chiapas en México, contra bases zapatistas); e inclusive entre barrios (como en la Delegación Iztapalapa en la ciudad de México).

Lo grave es que este diagnóstico y esta catastrófica visión ya la tienen absolutamente clara como el agua las corporaciones multinacionales que controlan el embotellamiento y la distribución del vital líquido: Coca Cola, Pepsi Co, Nestlé, Mitsubishi, Evián, Price Water House, entre otras, quienes de diversas maneras se están posicionando en los territorios que poseen los últimos caudales superficiales o mantos subterráneos de agua dulce no contaminada, tratando de forzar a través de los Organismos Multilaterales (Banco Mundial, Fondo Monetario, Grupo de los 8, Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico y Organización Mundial de Comercio) a los países subdesarrollados poseedores de estas fuentes a que privaticen su extracción, aprovechamiento y distribución, amén de las presiones que ejercen también las corporaciones dedicadas a la generación y distribución de electricidad, interesadas en que se sigan construyendo en los países pobres gigantescas centrales hidroeléctricas y a que, al mismo tiempo, se hagan reformas constitucionales para privatizar también la generación y venta del fluido eléctrico.

Como hemos ido viendo, el panorama mundial que presenta el agua se reproduce y refleja -a diferente escala y de diferente manera- en nuestro país. Aunque México está todavía considerado como una nación de presión moderada sobre el agua -con una precipitación promedio de 772 milímetros por año y una disposición natural media nacional de 472 kilómetros cúbicos de escurrimiento superficial virgen y de recarga de acuíferos, de los cuales en el año 2000 se extraían sólo 72 para los distintos usos y consumos- este imprescindible elemento no se encuentra equitativamente distribuido ni racionalmente utilizado. A nivel regional, por ejemplo, el sureste de México concentra el 68% de los escurrimientos y únicamente el 23% de la población, mientras que el norte, noroeste y centro (zonas donde se concentra el 77% de los habitantes de población) el escurrimiento sólo llega al 32%. A nivel de usos, el 78% del agua extraída de montes, ríos, arroyos y lagos, tiene un destino agrícola; el 2% pecuario, el 8% se va a la industria y el 12% se destina al uso público urbano. A nivel de sectores de población, la población urbana concentrada paradójicamente en las zonas centro y noreste del país_ dispone en un 95% de agua potable, mientras que de la población rural _ubicada mayoritariamente en el sur-sureste_ sólo alcanzan este beneficio el 68% de las familias.

En nuestro país también podemos observar las nefastas y depredadoras consecuencias en el agua, del globalizante modelo de desarrollo que, como Nación, nos hemos empeñado en seguir. De las seis principales cuencas hidrológicas de México, tres de ellas se encuentran con un nivel muy alto de contaminación por desechos industriales, petroleros, urbanos y pesticidas, que las hacen no aptas para consumo humano (el Lerma-Santiago, el Alto Balsas y el Coatzacoalcos); otras dos alcanzan ya un nivel medio (el Papaloapan y el Grijalva); y sólo en una de ellas sus aguas se encuentran todavía en un nivel aceptable de pureza: la cuenca del Río Usumacinta, que es a la vez el río más caudaloso de nuestra Nación y cuya desembocadura en el océano Atlántico unido en su parte final con el Río Grijalva- se encuentra frente a frente en línea recta (Golfo de México de por medio) con la desembocadura del Río Mississippi, paradójicamente la cuenca de agua dulce mayormente contaminada del mundo, pues arrastra en su caudal los desechos tóxicos de la zona más industrializada y "desarrollada" del planeta: la costa este de los Estados Unidos de Norteamérica.

Cualquiera que mire un mapa fisiográfico e hidrográfico del Estado de Chiapas, podrá observar que el Usumacinta en su recorrido, envuelve caprichosamente en forma de "U" inclinada al noroeste, a la Reserva de Biosfera Montes Azules (porción centro y sur de la Selva Lacandona) siendo alimentado en su camino por una gran cantidad de ríos. Esto significa que una gran parte del caudal de este importantísimo río depende de la precipitación y escurrimientos que capta la cubierta forestal que conforma la selva de los Montes Azules (otra parte sustantiva de las aguas del Usumacinta provienen de las selvas del Petén y del Ixcán guatemalteco). De ahí que en esa recóndita y selvática región de Chiapas y de México, lugar donde se incubó, se gestó y se resguarda el Ejército Zapatista de Liberación Nacional, se está dando en estos momentos una intensa y sorda pugna por el control del territorio de la Reserva de Montes Azules y de sus valiosos y estratégicos recursos naturales (agua y biodiversidad, principalmente); lucha desigual que enfrenta a pueblos indios tzeltales, tzotsiles, choles y tojolabales, organizados alrededor o cercanos a la resistencia zapatista, con gigantescas corporaciones multinacionales (embotelladoras, agroalimentarias, farmacéuticas, constructoras y generadoras de energía) apoyadas todas éstas por el ya citado proyecto del presidente Fox denominado Plan Puebla Panamá (PPP) y cuyos intereses se ven representados y defendidos, a través de la acción de supuestas Organizaciones No Gubernamentales, algunas filiales de verdaderas corporaciones conservacionistas norteamericanas que se encuentran financiera y programáticamente vinculadas a las citadas empresas multinacionales. Podemos citar entre estas "ONGs" a Conservación Internacional (CI), The Nature Conservancy (TNC) y World Wildlife Fund (WWF); y otras, de origen nacional que operan, unas como maquiladoras científicas (Espacios Naturales y Desarrollo Sustentable, fundada por el ex-director general de Areas Naturales Protegidas de SEMARNAP), o como agentes de provocación social (Merolek A.C., presidida por un ex-consultor del Banco Mundial).

Así, encubiertos con el disfraz de una "filantropía verde" que manipula y desinforma a través de los medios de comunicación, utilizando el discurso de la conservación ecológica en "beneficio de la humanidad", estos poderosos intereses y sus representantes nacionales exigen y presionan hoy día para lograr el desalojo violento si fuera necesario- de más de 40 poblados indígenas, asentados en la Reserva Montes Azules, en calidad de desplazados políticos y de guerra (a causa de la violencia militar o paramilitar ejercida en distintas regiones del Estado a partir de 1994) o económicos (expulsados de sus lugares de origen por la carencia de tierras y de oportunidades de vida).

Privatizar el agua

Vivimos un proceso de empresarización y desamortización de instituciones y bienes hasta ahora públicos, del que la oleada de privatizaciones del agua es parte esencial. Supone una reedición a escala gigantesca del cercado de las tierras comunales en la Europa de los siglos XV y XVI. Se trata de la versión "moderna" de un despojo ancestral. El líquido común y corriente antes público se ha convertido en marcas con una enorme variedad de logotipos.

El agua potable se ha convertido en una mercancía más, por la que para consumirla hay que gastar más de lo que cuesta un litro de leche o una bebida gaseosa y hasta una cerveza. Quienes gustan de beber "oro azul" deben pagar. El agua envasada puede llegar a costar hasta mil veces más que lo que se paga por la que se consume de un grifo.Y las ganancias, por supuesto, van a compañías de todos conocidas como Coca-Cola, Pepsi-Cola y Nestlé. Sólo la trasnacional suiza tiene, al menos, 68 marcas conocidas de agua embotellada, incluidas algunas tan sofisticadas como Perrier y San Pellegrino. Durante el año 2000 se embotellaron y vendieron 84 mil millones de litros de agua en todo el mundo. Se trata de un mercado de unos 22 mil millones de dólares anuales, en continuo crecimiento: cada año se comercializa 7 por ciento más de agua envasada que el año anterior.

Fuente: Luis Hernández Navarro,

www.jornada.unam.mx/2005/jun05/

 

El lado mojado del ALCA

El agua es uno de los botines más importantes del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA). Estados Unidos y las corporaciones transnacionales quieren, mediante la integración neoliberal del hemisferio, no solamente forzar la privatización de los recursos de agua sino también alterar su flujo con megaproyectos que los ecologistas denuncian como demenciales. Por toda América Latina, sin embargo, los pueblos se están organizando para combatir estos designios y crear alternativas socialmente equitativas y ecológicamente sustentables basadas en la participación popular.

Pese a estos casos de gestión positiva, el gobierno de Estados Unidos y las corporaciones transnacionales insisten en la privatización y la ortodoxia neoliberal en el manejo del agua. El arma principal para impulsar la agenda privatizadora es el (ALCA) que Estados Unidos desea implantar en todo el hemisferio. Bajo los términos del ALCA los inversionistas extranjeros podrán demandar y exigir compensación a los gobiernos por cualquier ley o reglamento que afecte sus ganancias. Esto podría significar costosas sanciones económicas al país que revoque privatizaciones de acueductos o intente limitar o impedir el comercio internacional de agua, aunque tales intentos sean motivados por razones ambientales o de salud pública.

Tales "protecciones para inversionistas" ya existen en Norteamérica por virtud del Tratado de Libre Comercio de Norteamérica (TLCAN), que abarca a Canadá, Estados Unidos y México, y define el agua como bien comerciable. Las "protecciones para inversionistas" que provee el TLCAN y las propuestas en el ALCA ni siquiera existen en la Organización Mundial de Comercio (OMC). Actualmente sólo los estados pueden presentar querellas en la OMC, pero eso cambiará si se aprueba el Acuerdo Multilateral de Inversiones (MAI, por sus siglas en inglés) que los países industrializados desean implantar. Con el MAI las corporaciones transnacionales podrán usar la Organización Mundial de Comercio para demandar a cualquier país miembro que limite sus actividades y ganancias de modo alguno.

Según el Banco Mundial la próxima guerra mundial no será por petróleo sino por agua. Por su parte, la Agencia Central de Inteligencia de EEUU dice que para 2015 el agua será una de las mayores causas de conflicto internacional. Y la Organización de Naciones Unidas pronostica que de continuar las tendencias actuales, en el año 2025 la demanda del líquido superará el suministro por 56%.

El régimen neoliberal del ALCA viene acompañado de una serie de megaproyectos de proporciones inauditas, que pretenden desviar cuerpos de agua por todo el hemisferio. Estos proyectos están delineados en tres planes de infraestructura: la North American Water and Power Alliance (NAWAPA), el Plan Puebla Panamá (PPP) y la Iniciativa para la Integración de la Infraestructura Regional de Suramérica (IIRSA).

"Los proyectos hidroeléctricos y el saqueo de nuestro oro azul y de otros recursos naturales estratégicos como la biodiversidad y el petróleo, de entrada se dificultarán si se continúan enlazando y coordinando nuestros esfuerzos", señala Delgado Ramos, un defensor del agua y el medio ambiente. "La guerra de clase que las elites latinoamericanas mantienen contra nuestros pueblos es fundamental en la ejecución de proyectos tipo PPP y ALCA, pero al mismo tiempo también es la que fortalece la lucha por la conciencia social como fundamento para la construcción de una alternativa económica, social y ecológicamente armónica".

Fuente: Carmelo Ruiz Marrero, www.americaspolicy.org/articles/2004/sp_0411alca.html

 

En Montes Azules se da entonces también la pugna entre dos propuestas conceptuales diametralmente opuestas: aquella que propugna la conservación ecológica sin los pueblos y contra los pueblos, para beneficio y lucro privado de intereses corporativos multinacionales, frente a la conservación ecológica con los pueblos, por los pueblos y para los pueblos, como una justa manera de reconocer y valorar la creación y de defender nuestra soberanía nacional.

Aquí, como en ningún otro lado, se aplican las sabias palabras del jefe Seattle dichas a mediados del siglo XIX, cuando el presidente de los Estados Unidos trató de comprar las tierras a la tribu piel roja: "… El agua cristalina que corre por ríos y arroyuelos no es solamente agua, sino que también representa la sangre de nuestros antepasados: si les vendemos la tierra, deben recordar que es sagrada, y a la vez deben enseñar a sus hijos que es sagrada y que cada reflejo fantasmagórico en las claras aguas de los lagos cuenta los sucesos y memorias de la vida de nuestra gente. El murmullo del agua es la voz del padre de mi padre. Los ríos son nuestros hermanos y sacian nuestra sed; si les vendemos nuestras tierras, ustedes deben recordar y enseñarles a sus hijos que los ríos son nuestros hermanos y también lo son suyos, y por lo tanto deben tratarlos con la misma dulzura con que se trata a un hermano…Esto sabemos: la tierra no pertenece al hombre; el hombre pertenece a la tierra. Esto sabemos: todo va enlazado, como la sangre que une a una familia. Todo lo que le ocurra a la tierra le ocurrirá a los hijos de la tierra"


(*) Coordinador General de la Organización No Gubernamental mexicana «Maderas del Pueblo del Sureste, A. C.», institución que trabaja en la selva Lacandona apoyando a comunidades Tzeltales y Choles amenazadas por el desalojo gubernamental. Miguel Ángel es además corresponsal de Biodiversidad. Este artículo ha sido extractado del trabajo «Aguas y biodiversidad en Montes Azules: obras de la creación o botín de multinacionales. Por el artículo completo, contactarse con [email protected]

Author: Miguel Ángel García A