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Un 'modelo' para burlar el Protocolo sobre Bioseguridad

by El acuerdo trilateral entre Estados Unidos, México y Canadá | 17 Apr 2004
"modelo" para burlar el Protocolo sobre Bioseguridad

El acuerdo trilateral entre Estados Unidos, México y Canadá

Cuando en la Cumbre de Río en 1992 se adoptó el Convenio en Diversidad Biológica se pensó que se estaba frente a una herramienta que podría revertir o por lo menos frenar la pérdida de biodiversidad en el planeta. Esta herramienta jurídica internacional ha sido ratificada desde entonces por 187 países, y en ella se definen un conjunto de normas sobre la conservación de la biodiversidad con respecto a los ecosistemas, las especies y los genes.

Ahora, 12 años después la séptima reunión de la Conferencia de las Partes de este Convenio (COP 7) y la Primera Reunión de las Partes del Protocolo de Cartagena sobre Bioseguridad en Kuala Lumpur, Malasia, vemos que la situación en materia de biodiversidad es aún peor (ver reciadro de páginas 41 y 42).

El accionar de las grandes corporaciones protegidas y apoyadas por los gobiernos de los países desarrollados ha convertido a la biodiversidad en una mercancía, y por tanto ha expuesto a la población mundial y sobre todo a la más desprotegida a una situación de riesgo todavía mayor ante la degradación y pérdida de la vida en sus diferentes formas.

Varias organizaciones han firmado la siguiente declaración, que deja en claro como cada día más las directrices de la OMC "copan" en extensión y profundidad las negociaciones internacionales en todos los aspectos vinculados a la biodiversidad.

Declaración

La Primera Reunión de las Partes del Protocolo de Cartagena sobre Bioseguridad tiene como propósito la discusión de temas que a la firma del protocolo quedaron abiertos o indefinidos y que afectan la implementación efectiva de las disposiciones del mismo. En esta primera reunión se están definiendo temas cruciales, como la identificación de OGMs en los embarques, responsabilidad y compensación en casos de daño y definiciones de cumplimiento.

Frente a esto, liderados por Estados Unidos, algunos países exportadores de OGMs integrantes del "Grupo de Miami" siguiendo las directivas propuestas por la International Grain Trade Coalition se reunieron para definir una estrategia para continuar con el comercio de transgénicos sin restricciones. Posteriormente se realizaron otras reuniones a las que se invitaron a representantes de varios países latinoamericanos, y en la primer semana de febrero de 2004, con el apoyo del IICA, se realizo una reunión en Buenos Aires con el propósito de: 1) tratar de que los países latinoamericanos adopten un acuerdo bilateral o regional, cuyo borrador fue escrito por Estados Unidos, que interpreta las disposiciones sobre identificación a tratarse en esta reunión, para obstruir la aplicación efectiva del protocolo, y 2) proponer este acuerdo como modelo para el resto de los países del mundo, socavando los aspectos centrales del Protocolo.

El acuerdo ya firmado entre Estados Unidos, Canadá y México señala que un cargamento no es transgénico si contiene hasta un 5% de OGMs y por lo tanto no necesita ser identificado como tal. En caso de presencia "no intencional" de trans génicos en un cargamento destinado a la exportación tampoco será necesario identificarlo con el rótulo de "puede llegar a contener transgénicos". También establece que la identificación del cargamento constará en la factura comercial y no en un documento separado con mayores especificaciones. Estos parámetros son arbitrarios y pretenden sentar precedentes inaceptables para las futuras discusiones sobre identificación y etiquetado, restando posibilidades para que los países Parte establezcan normas adecuadas para el control del movimiento transfronterizo tal como lo estaba discutiendo el Comité Intergubernamental para el Protocolo de Cartagena.

El modelo de acuerdo diseñado por Estados Unidos es muy grave porque dejará a los países sin la protección a la biodiversidad y a la salud que deben tener por ser firmantes del Protocolo de Cartagena. Aceptar un nivel de contaminación de hasta cinco por ciento, es en la práctica aceptar la entrada de transgénicos sin ninguna evaluación de riesgo e incluso comprometer las posibilidades de los países latinoamericanos en sus propias exportaciones posteriores. Este tipo de acuerdos solamente servirá para facilitar y aumentar el ingreso de transgénicos sin ningún control a nuestros países y para acelerar la contaminación genética de nuestra región que es rica en biodiversidad y centro de origen de muchos cultivos.

Particularmente preocupante es que con este porcentaje "fuera de control" dentro de los cargamentos, puede haber presencia de transgénicos no aprobados en los países que firmen el acuerdo. Podría contener transgénicos prohibidos para el consumo humano en Estados Unidos como el maíz Starlink o cultivos manipulados para usos no comestibles (sustancias farmacéuticas e industriales). Además, los exportadores están liberados de asumir la responsabilidad y eventual compensación por daños, ya que el acuerdo trilateral permite un alto porcentaje de incertidumbre sobre el contenido de los cargamentos, dando al exportador la posibilidad de declarar que no tenía conocimiento de la presencia de transgénicos en el mismo. No identificar los cargamentos, hace también imposible obtener información sobre el origen y manejo de estos, así como datos sobre personas de contacto responsables, lo que significa que no habría lugar para establecer sistemas de trazabilidad.

En el caso de México la decisión de participar en este acuerdo sólo fue discutida en círculos muy restringidos y a espaldas de la sociedad civil, de los campesinos y del poder legislativo. Por esta razón, el Congreso de México decidió el 18 de fe brero llamar al Dr. Víctor Villalobos (firmante del acuerdo trilateral) y al Secretario de Agricultura de México a comparecer ante las Cámaras para dar explicaciones sobre este asunto. Además, exhorto al Presidente de la Republica a dar cabal cumplimiento al Protocolo de Cartagena.

Es particularmente grave que México siendo centro de origen del maíz, uno de los principales granos para la alimentación mundial, y donde se ha comprobado la contaminación de las variedades tradicionales de maíz con transgénicos, en lugar de aplicar el principio de precaución y promover un régimen estricto de responsabilidad y compensación por daños, renuncie con este acuerdo a la protección de su biodiversidad y agricultura, de la salud humana y animal y haga caso omiso a las demandas de campesinos, indígenas y sociedad civil de esclarecer y parar la contaminación.

México al ser un país Parte está siendo desleal con los países miembros del Protocolo, pues mientras estas discusiones no se terminen no debería suscribir ningún acuerdo al respecto fuera de este ámbito. Asimismo se crea un precedente inaceptable para el futuro cumplimiento del Protocolo.

Finalmente, este tipo de acuerdos tendrán sin duda un "efecto dominó" sobre todas las disposiciones del Protocolo pues atentan contra los mecanismos tendientes a garantizar la protección de la biodiversidad y la salud humana; y vacían de contenido un futuro régimen de responsabilidad y compensación.

Exhortamos a los países de América Latina y el Caribe a rechazar este tipo de acuerdos y a garantizar el cabal cumplimiento de los objetivos del Protocolo, así como a todos los países a rechazar este "modelo de implementación y cumplimiento" que burla al Protocolo y sólo favorece los intereses comerciales de países no firmantes del Protocolo.

Declaración firmada por: Acción Ecológica, Ecuador; Amigos de la Tierra de América Latina y el Caribe; Bloque Centroamericano de Resistencia a Transgénicos; Centro Humboldt, Nicaragua; COECOCEIBA, Costa Rica; Fundación Sociedades Sustentables, Chile; Greenpeace; Grupo ETC, México; Grupo de Reflexión Rural, Argentina; REDES AT, Uruguay; Red por una América Latina Libre de Transgénicos.

Author: El acuerdo trilateral entre Estados Unidos, México y Canadá