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¿Piensa que hay problemas en la OMC? El Sistema Mundial de Patentes de la OMPI podría ser mucho peor

by GRAIN | 15 Oct 2003
Derecho Sustantivo de Patentes de la OMPI, por GRAIN

GRAIN

1 Octubre 2003

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Durante tres años, un Nuevo Tratado Internacional de Patentes ha estado bajo negociación en la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI) en Ginebra

Este Tratado sobre el Derecho Sustantivo de Patentes (TDSP) podría remover la mayor parte de la flexibilidad nacional que queda en los sistemas de patentes y allanar el camino para una futura patente mundial concedida directamente por la OMPI. [1]. Esta es una perspectiva atractiva para las corporaciones transnacionales y las grandes potencias como los Estados Unidos y la Unión Europea, quienes ven a las patentes como el instrumento de primer orden para controlar una economía globalizada. Pero un sistema mundial de patentes son malas noticias para los países en desarrollo y sus ciudadanos, quienes podrían perder incluso la limitada libertad dejada por los Acuerdos TRIPS de la OMC para ajustar el sistema de patentes a las metas de desarrollo nacional. Sin embargo, no es demasiado tarde para que el mundo en desarrollo diga “No gracias” y detenga el proceso de negociaciones.

Un sistema realmente global de patentes, con una oficina central expidiendo patentes válidas en cualquier país del mundo, ha sido durante mucho tiempo un sueño entre las corporaciones transnacionales y los estrategas del sistema de patentes. Antes de los Acuerdos sobre Derechos de Propiedad Intelectual ligados al Comercio (TRIPs por sus siglas en inglés) de la OMC, fue considerado como un sueño imposible, porque la completa armonización necesaria no parecía políticamente alcanzable. La OMPI había sido repetidamente puesta a prueba y fracasado; el intento más reciente fue durante la década del 80. Por esto fue que la industria persuadió a los gobiernos a trasladar los temas de patentes a las negociaciones de la OMC, donde la presión política podía ser organizada en niveles mucho más altos que en la OMPI, que es un cuerpo técnico con limitada autoridad o experiencia política. [2]

El traslado de los temas de patentes a la OMC fue un logro estrepitoso para las corporaciones transnacionales, los usuarios y beneficiarios primordiales de las patentes. Mediante el establecimiento de un nuevo y mucho más alto piso de armonización, implementado a través del sistema de sanciones comerciales de la OMC, los TRIPS impusieron estándares de patentamiento de los países desarrollados en el conjunto del mundo en desarrollo de un solo golpe. Las patentes sobre productos farmacéuticos y organismos vivos pasaron a ser obligatorios, mientras que las posibilidades de agregar incentivos de desarrollo, tales como una condición para la elaboración local de la patente [3] fueron radicalmente restringidas.

Esta armonización que era difícil de aplicar en la práctica, fue “vendida” a los países en desarrollo que eran renuentes a aceptarla. El fundamento fue que un acuerdo multilateral sobre patentes significaría el fin para las presiones bilaterales de los países ricos quienes buscan permanentemente fortalecer su sistema nacional de patentes. En la práctica, ha sucedido absolutamente lo opuesto. Los TRIPS han dado inicio a una nueva ola de demandas bilaterales más extremas desde los Estados Unidos, la Unión Europea y otros países desarrollados. Hoy, tan pronto como se negocia un acuerdo de cooperación para el comercio, la inversión o el desarrollo, entre un país rico y uno pobre, las cláusulas que exigen protección de patentes “TRIPS- plus” se presentan como una condición de acceso al mercado, las inversiones directas o incluso la asistencia al desarrollo. [4]

Esta estrategia implacable contra los indefensos refleja la creciente importancia de las patentes y otros derechos de propiedad intelectual (DPIs) como los instrumentos primordiales de control sobre la economía globalizada. Cuando la producción de bienes tangibles se traslada cada vez más a los países más pobres, la fuerte protección de los DPI se transforma en absolutamente crucial para los ricos. En muchos casos, ellos no venden los bienes como tales, sino solo su componente de DPI. Sin derechos legales lo más fuertes posibles, ellos quizá tengan que compartir sus riquezas un poco más equitativamente con aquellos que las producen. En consecuencia, las patentes son actualmente más valiosas que las fábricas, y la fuerza de las compañías se mide cada vez más por el valor de su cartera de patentes y no por su capacidad productiva.

Paradójicamente, los TRIPS dieron a la OMPI un rol nuevo y mucho más fuerte, a pesar de sus fracasos previos en satisfacer las demandas de armonización de la industria. En cooperación cercana con el secretariado de la OMC, la OMPI ha sido instrumental en la implementación de las normas de TRIPS en los países en desarrollo, muchas veces aprovechando la oportunidad para delinear y recomendar la legislación TRIPS-plus. En este rol, la OMPI ha dado empuje a su propia agenda pro-patentes antes que servido a los mejores intereses de sus clientes. Los países de África Occidental fueron aconsejados para implementar TRIPS muy por encima de sus compromisos como Países Menos Desarrollados (PMDs), y contra el uso de la flexibilidad que los TRIPs permiten para licencias obligatorias o importaciones paralelas. En Camboya, la OMPI de alguna manera falló en informar al gobierno que, como PMD, no estaba obligado a conceder patentes sobre productos farmacéuticos antes del 2016. [5]

Los TRIPS crearon las condiciones para revivir el sueño de la patente mundial. La OMPI rápidamente reconoció que los TRIPS proporcionaron un escalón para el siguiente nivel de armonización. Desde que los TRIPS entraron en vigencia en 1995, la OMPI ha estado trabajando duro en las tres piezas claves de una estrategia para crear un sistema mundial de patentes con la OMPI al mando. La OMPI es bastante sincera acerca de esto. Incluso el Director General Kamal Idris ha puesto a disposición para este fin, una inusual lista de aspiraciones institucionales, conocida como la Agenda de Patentes.

TDSP – El corazón del tema

El TDSP (Tratado sobre el Derecho Sustantivo de Patentes) es el núcleo político de la Agenda de Patentes. Se ocupa de la sustancia de las patentes, de qué puede y no puede ser patentado, bajo qué condiciones y con qué efectos. Si tales asuntos no están armonizados, no puede haber nunca una patente mundial, no importa cuán uniformes y adecuadas lleguen a ser las formalidades y procedimientos.

No sorprendentemente, el TDSP es la pieza más difícil del rompecabezas para la OMPI. Las leyes de Patentes han sido históricamente un tema discutido en el ámbito nacional, por tanto los gobiernos individuales están muy poco dispuestos a renunciar a su libertad para decidir sobre las reglas de patentabilidad. A pesar de que un cierto número de tratados, con origen en la Convención de París en 1883, han creado un régimen de reconocimiento mutuo entre sistemas nacionales de patentes, ha habido muy poca armonización sustantiva en el nivel mundial. Los TRIPS fueron el primer tratado internacional que prescribe normas mínimas para los temas centrales como el contenido de las patentes, el término de protección, o los mecanismos de ejecución.

El TDSP tiene la intención de dar un importante paso adelante. Los TRIPS definen un piso de armonización (el estándar mínimo), pero el TDSP elevará el piso y agregará un techo. El piso será elevado muy por encima del establecido por los TRIPS. Pero habrá también un estándar máximo, una prohibición categórica sobre criterios de patentabilidad adicionales. Mientras hoy los países son libres para crear cualquier condición adicional para conceder una patente a menos que la materia esté explícitamente regulada por TRIPS, en el futuro ellos tendrían solamente tales opciones si el TDSP los especifica en forma explícita.

Este es un cambio verdaderamente revolucionario, pero necesario si la patente mundial se transforma en realidad. Para que las patentes sean concedidas centralmente con validez mundial, los gobiernos del mundo deben estar de acuerdo en dar de baja a las diferencias nacionales y adoptar un derecho de patentes común.

Diferente de los TRIPS

El TSDP es una secuela directa de los TRIPS. Pero existen algunas diferencias importantes en términos de procesos y políticas. Una razón principal para el éxito de los TRIPS fue que abarcó solamente “los estándares de protección en los que los países desarrollados podrían estar de acuerdo entre ellos mismos” . La base para la fuerte alianza entre Unión Europea-Estados Unidos-Japón -conocida en el mundo de las patentes como la “Trilateral” – fue que ninguno de ellos tuvo que agregar o cambiar nada de importancia en sus leyes de patentes para cumplir con los acuerdos TRIPS. Se trataba, en todas partes, de cambiar las reglas para los países en desarrollo. Todo lo que podría haber dividido a los países desarrollados fue cuidadosamente mantenido fuera del alcance de los TRIPS.

El TDSP, en contraste, trata, ante todo, de allanar las diferencias persistentes entre los países de la Trilateral. Esto parecería una labor mucho más fácil. Los cambios involucrados son bastante limitados comparados con la reorganización al por mayor que implicaron los TRIPS para los países en desarrollo. No obstante, la armonización entre los poderes de la Trilateral será mucho más difícil políticamente de lo que fue para el resto del mundo armonizar su nivel de consenso en los TRIPS.

Otra diferencia importante es que los TRIPS podrían ser aplicados forzosamente a través de su anexión al paquete completo de la OMC . Los países en desarrollo enfrentaron la disyuntiva: o aceptar los TRIPS como una parte del paquete o no ser parte de la OMC en su totalidad. La mayoría de ellos aceptaron los TRIPS como un mal necesario con el propósito de asegurarse los beneficios esperados del comercio y otras áreas, en particular el mejor acceso a los mercados de los países desarrollados para sus exportaciones agrícolas y textiles. El TDSP está siendo negociado en un contexto muy diferente. No existen cartas en la manga disponibles, ninguna oportunidad para comerciar manzanas por peras. Cualquier compromiso debe ser acuñado dentro de los límites del propio sistema de patentes.

Formalmente hablando, firmar el TDSP será opcional. Los países pueden aceptar los tratados de la OMPI en base al caso-por-caso, en contraste con el principio de negociación amplia (“compromiso único”) que rige la OMC. Pero en la práctica se ejercería considerable presión sobre todos los miembros de la OMPI para asociarse. Algo distinto de los tratados más especializados de la OMPI, el TDSP será a tal grado central para el futuro del sistema de patentes –ciertamente, las estructuras de poder en la economía global- que será difícil optar por quedarse fuera.
Existen algunos asuntos centrales que deben ser evaluados a la hora de negociar y firmar el TDSP. Ellos son: a) la concentración de poder en los países desarrollados, b) los límites de la patentabilidad, c) compromisos culturales y de idioma.

Sobre la concentración de poder, se preve que el TDSP conduciría a una concentración de poder sobre el sistema de patentes de parte de la OMPI y de la oficina mayor de patentes. Los grandes beneficiarios serían los países de la Trilateral, pero también otros países desarrollados y posiblemente alguno de los más grandes países en desarrollo. Esto sucedería porque la armonización tendría lugar mayormente en los términos de los países dominantes y reflejaría sus prioridades políticas. La concentración de poder sería también el inevitable resultado de la práctica cotidiana de las oficinas de patentes. Se conoce que la examinación de patentes es un asunto muy complejo tanto técnica como legalmente y existe una fuerte tendencia de las oficinas de patentes más pequeñas a confiar extensamente en la OMPI.

Así el TDSP no solamente dejaría poco espacio legal para las adaptaciones nacionales, sino que despojaría a los países más pequeños o más pobres de los incentivos para mantener la capacidad de examinar patentes en el ámbito nacional. Incluso fuera de la patente mundial actual, es probable que con el tiempo lo principal de la actividad de examinación de patentes estaría concentrada en un puñado de grandes oficinas, logrando efectivamente la armonización global sin ninguna necesidad de un acuerdo formal.

En segundo lugar están las consideraciones y excepciones para la patentabilidad. Mientras los Estados Unidos permiten patentes sobre cualquier cosa, Japón y la Unión Europea tienen límites más estrictos. Existen dos aspectos centrales; el primero es que las excepciones nacionales de patentabilidad deben estar permitidas. Los Estados Unidos no quieren ninguna. La Unión Europea ha defendido hasta ahora las excepciones permitidas bajo TRIPS: para la moralidad y el orden público, y para plantas y animales.

El otro aspecto es si una invención patentada debe tener carácter técnico. Bajo los TRIPS, las patentes deben estar disponibles “en todos los campos de la tecnología”, pero no para contenidos no tecnológicos. En la ley de Estados Unidos no existe tal limitación, lo que significa que cosas como programas de computadora y “métodos comerciales” pueden también ser patentados.

La Unión Europea es la más propensa a dar la excepción del patentamiento a la vida. En la práctica, la Unión Europea (UE) ya concede patentes sobre plantas y animales de casi exactamente el mismo alcance que los Estados Unidos. Esta situación se debe a una pequeña pero crucial diferencia entre el texto de los TRIPS y el de la Convención Europea de Patentes (CEP). Donde los TRIPS permiten exclusión de “plantas y animales”, la CEP sólo excluye “variedades de plantas y animales”. Esto es (torcidamente) interpretado por las oficinas de patentes europeas para dar a entender que las patentes sobre plantas y animales están muy bien, siempre y cuando la aplicación no sea para una “variedad” sino para alguna otra categoría como “especies”, “línea de reproducción” o cualquier otra. A raíz de esto, la UE pudo fácilmente aceptar un cambio similar de redacción en el TDSP sin ninguna consecuencia para su propia práctica de patentes. Ni uno ni otro sería un problema para Japón u otros países desarrollados. El cambio tendría impacto sólo en los países en desarrollo, mucho de los cuales aún exceptúan plantas y animales.

Analicemos el último punto: los compromisos culturales y de idioma. Aquí nos referimos a la práctica al interior de los países. Es necesario dividir entre los principios primer inventor y primer solicitante. Estados Unidos insiste en la concesión de patentes sobre la base de la fecha de invención y no sobre la fecha de solicitud. Es obvio entonces, para todos aquellos involucrados, que no habrá TDSP a menos que Estados Unidos esté de acuerdo en cambiar su sistema. Pero el asunto es tan delicado que incluso no está mencionado en el texto del borrador del TDSP.

Dentro de Estados Unidos, las grandes corporaciones están por lo general preparadas para aceptar esta modificación a cambio de las ventajas que les traería la armonización en todo el mundo. Pero la elocuente minoría de pequeños inventores, con considerable apoyo político, defiende con pasión el principio primer inventor como la única base justa para las patentes.

Otro asunto relacionado al primero es el plazo de gracia, que es un componente necesario del sistema primer inventor. Esto significa que un inventor tiene permitido un cierto plazo entre la fecha de invención y la de solicitud, durante el cual la información acerca de la invención puede ser circulada sin invalidar la pretensión de patente. Si Estados Unidos desistiera del principio primer inventor, se mantendría en lo relacionado al período de gracia; buscaría entonces hacerlo obligatoria bajo el TDSP. Esta última condición parece que podría ser aceptada con algunas condiciones por la mayoría de los países.

Finalmente hay otro tema que ha sido objeto de negociación: ¿una patente debe exigir “aplicabilidad industrial” (UE y la mayoría de los otros) o “utilidad” (Estados Unidos y algunos otros)?. En los TRIPS, el problema fue evitado mediante el uso de ambos términos en paralelo. Mientras existen algunas analogías con la discusión alrededor del “carácter técnico”, desde los documentos de la OMPI parece que no existen en realidad diferencias consistentes en la práctica entre los países que usan una o la otra.

En la negociación del TDSP, además de los grandes asuntos políticos existe un gran número de asuntos menores de carácter técnico, algunos de los cuales pueden tener consecuencias prácticas. Existe por ejemplo una tendencia en la práctica de Estados Unidos a favorecer a los solicitantes y relativizar los intereses de las terceras partes. Eso sucede con las reglas para cambios y enmiendas a patentes ya registradas. Pero existen también instancias donde la UE es más elástica, como respecto a los requerimientos de descripción para los microorganismos depositados. La resolución de estos asuntos influenciará en la fuerza del sistema de patentes a la hora de promover monopolios de tecnología.

Adicionalmente existe una cláusula técnica que resulta importante para contrarrestar la biopiratería y la apropiación indebida del conocimiento tradicional. Es el artículo sobre el “arte previo”: simplemente afirma que el arte previo será “toda información que ha estado disponible para el público en cualquier lugar del mundo en cualquier forma”. Esto puede aparecer como evidente, pero significaría un cambio trascendental para la práctica presente de los Estados Unidos, que sólo toma en cuenta en forma completa información puesta a disposición dentro de los límites de Estados Unidos. Fuera de Estados Unidos, la información es sólo considerada arte previo si existe en forma escrita. Este ha sido un factor importante en muchos de los notorios casos de biopiratería, por ejemplo en el caso del neem, donde el neem fue patentado en los Estados Unidos a pesar de la historia de uso anterior por cientos de años en el Sur de Asia. Dado que el arte previo fue transmitido principalmente en forma oral, como habitualmente se transmite el conocimiento tradicional, no contó como prueba hasta que un antiguo texto sánscrito fue encontrado para demostrar el caso.

Políticas Complicadas

Distinta a la negociación de TRIPS, que se convirtió en una disputa entre países desarrollados y países en desarrollo, las políticas del TDSP se han vuelto bastante más complejas.

Aparentemente existe un único objetivo compartido por todos los actores: reducir el volumen de trabajo en las oficinas de patentes. Enfrentados con un siempre creciente número de aplicaciones y un similar incremento de la complejidad técnica, grandes y pequeñas oficinas han tenido dificultades en mantener un ritmo de acción uniforme en el trabajo. [7] Cuanto más similares llegan a ser las reglas de patentabilidad, las diferentes oficinas pueden confiar en el trabajo de otros. Las ventajas serían incluso más extensas por el lado de los solicitantes. Con menos diferencias entre las legislaciones nacionales, las solicitudes podrían ser reutilizadas de país a país, traduciéndose en ahorros sustanciales para los solicitantes - en primer lugar, las corporaciones transnacionales.

Pero aparte del asunto de la carga laboral, las fuerzas motivadoras que impulsan a los variados actores son muy diferentes. La OMPI misma es la única parte que exhibe claro entusiasmo por el proyecto de armonización. [8] Esto no es sorprendente. El éxito del sistema TCP ha hecho a la OMPI rica y poderosa. Cada paso ulterior hacia las patentes globales la fortalecerá probablemente aún más, y no cabe duda que muchos de los estrategas sueñan con la eventual transformación de la OMPI en una Oficina Mundial de Patentes.

Los aliados más cercanos de la OMPI son conocidos como el “grupo de usuarios”, los representantes de las corporaciones y el comercio de patentes, quienes son tradicionalmente los únicos observadores de ONGs en los encuentros de la OMPI. Ellos frecuentemente toman parte muy activa en las discusiones, acercándose mucho al rol de partes negociadoras. [9] Mientras el “grupo de usuarios” está frecuentemente dividido sobre asuntos individuales a lo largo de líneas regionales, su empeño para la armonización es generalmente más fuerte que el de los gobiernos.

Entre los gobiernos, Estados Unidos es el único intencionalmente comprometido en algún tipo de ofensiva. El gobierno de Estados Unidos se da cuenta que alguna de las idiosincracias de sus leyes de patentes, en particular el modelo primer inventor, no sobrevivirá con el paso del tiempo. La opinión está cambiando de dirección lentamente dentro de la nación del norte. Las corporaciones transnacionales con base en los Estados Unidos distinguen particularmente las desventajas de tener que negociar con un sistema excepcional estadounidense. Ante esto, Estados Unidos está examinando qué tipo de concesiones podría “estrujar” del resto del mundo a cambio de abandonar el modelo primer inventor más temprano que tarde. Es de particular interés la expansión del alcance y el poderío del sistema de patentes a través de la reducción de las excepciones a la patentabilidad o la eliminación de los requerimientos de “carácter técnico”.

La UE toma una posición muy defensiva. Su meta parece ser que si hay armonización ulterior, debe estar basada en la tradición legal europea, con tan pocas concesiones como sea posible para los Estados Unidos. Pero la UE, ciertamente, no quiere ser vista como un obstáculo para el TDSP. Bajo presión, con certeza se comprometería con Estados Unidos con el propósito de salvar al TDSP del fracaso.

Japón, el tercer miembro de la alianza Trilateral, toma una postura defensiva similar a la UE, y es con frecuencia apoyado por Corea. Australia y Nueva Zelandia están más cerca de los Estados Unidos en términos de tradiciones legales. Canadá y Suiza también toman una posición intermedia, aunque más por razones políticas que históricas.

Iniciativas de los países en desarrollo

A pesar de ser mayoría en el seno de la OMPI, los países en desarrollo inicialmente se apegaron a su tradicional rol pasivo. Desde el año 2002, el grupo ha tomado un rol más activo y ha puesto sobre la mesa de discusión un número importante de enmiendas para el texto del TDSP. La mayoría de ellas se ocupa de temas centrales como el alcance de la armonización y las excepciones de patentabilidad que pueden permitirse.

Los países de América Latina han puesto sobre la mesa enmiendas que:

• permiten a un país hacer excepciones al tratado con el propósito de cumplir sus obligaciones internacionales de protección de sus recursos genéticos, del conocimiento tradicional o del medio ambiente, o para proteger la salud pública o el interés en el desarrollo socioeconómico, científico y tecnológico.

• permiten el rechazo de solicitudes de patentes si ellas no cumplen con las leyes aplicables relativas a la salud pública, acceso a los recursos genéticos, conocimiento tradicional u otras áreas de interés público.

Otros países en desarrollo han puesto sobre la mesa enmiendas que:

• agregan una condición para declarar el origen de los materiales biológicos usados en las invenciones pretendidas y el acatamiento al consentimiento informado previo (CIP) exigidos en las normativas sobre acceso a los recursos genéticos;

• suprimen íntegramente la prohibición contra las condiciones nacionales adicionales sobre aplicaciones de patentes.
La mayoría de estas enmiendas otorgarían a los gobiernos mayor libertad para enmarcar sus sistemas de patentes dentro de los objetivos de la política nacional y reduciría el nivel de armonización en el TDSP.

Como era de esperarse, los países desarrollados y la OMPI respondieron alarmados. Las enmiendas fueron interpretadas como una amenaza para la negociación completa. La OMPI llegó a negarse a poner las primeras enmiendas dentro del borrador del tratado, pasando por alto en forma total las prácticas establecidas. Los países en desarrollo por supuesto insistieron, y la OMPI tuvo que aceptar.

Una de las enmiendas es, no obstante, perfectamente compatible con el objetivo de la armonización. La enmienda acerca de la declaración de origen y el CIP apunta a mejorar el acatamiento de la Convención de Diversidad Biológica de la ONU, y no existe una razón por la cual las leyes de patentes no puedan ser armonizadas bajo esta regla e incluso sin ella. A pesar de lo expuesto, esta enmienda también encontró resistencia por parte de los países desarrollados. Así se demuestra que la armonización es únicamente interesante para ellos bajo sus propios términos y condiciones.

¿Por qué armonizar del todo?

Los países en desarrollo han exhibido notable cohesión en los asuntos centrales de estas enmiendas. Desde Argentina hasta África y China, el mensaje ha sido claro: “ellos no están deseosos de abandonar su derecho al uso de sistemas de patentes como una herramienta para los objetivos más amplios de la política nacional”. Los países en desarrollo se han dado cuenta que la armonización puede significar para ellos más pérdidas que ganancias. La reducción de la carga de trabajo y cualquier ventaja práctica de armonización no justifica la pérdida del control político sobre recursos críticos y factores de interés público.

Pero entonces: ¿por qué negociar una armonización total en el futuro? Los países en desarrollo ya se han comprometido a un nivel excesivo de armonización con los TRIPS. Pocos habrían elegido libremente introducir patentes sobre los alimentos, los productos farmacéuticos y los organismos vivos hasta el punto que los TRIPS exigen. Las derogaciones limitadas y los largos plazos de implementación concedidos a ellos bajo TRIPS no han atenuado –sólo retardado- los efectos negativos. Lo que necesitan los países en desarrollo no es la ulterior armonización de patentes, sino una reducción de las cláusulas de los TRIPS. Necesitan recuperar su libertad para elegir en qué campos y bajo qué condiciones quieren extender patentes.

Mediante la cooperación en tratados TRIPS-plus (que apunta a niveles más altos de armonización), los países en desarrollo no lograrán los resultados esperados, sino lo contrario. Las enmiendas a través de diversas excepciones o escapatorias pueden hacer el TDSP menos adverso de lo que es, pero seguirá siendo más nocivo que otros tratados. El efecto neto igualmente será una armonización creciente que redundará en menos (no más) espacio para la definición de políticas encaminadas a objetivos de interés nacional.

Los países en desarrollo tienen el poder para avanzar o frenar esta negociación. En contraste a los países desarrollados, comparten una agenda común, tienen la capacidad técnica necesaria y el liderazgo político de seguir a través de las iniciativas que han tomado. Si estos países buscan seriamente el espacio político para el desarrollo necesitan:

1) Simplemente decir no a la armonización ulterior de las leyes de patentes a través de OMPI. Sin los países en desarrollo, no habrá ningún Tratado sobre el Derecho Sustantivo de Patentes y ninguna transformación de la OMPI en una Organización Mundial de Patentes.

2) Traer la discusión completa de regreso a la OMC y mover mucho más enérgicamente sus demandas por flexibilidad más amplia en la acción.

Esto sin duda será difícil, pero únicamente en la OMC existe alguna posibilidad de reducir la armonización de patentes. Haciendo enmiendas en la OMPI, los países en desarrollo en el mejor de los casos limitarán el incremento de la armonización, por encima de los invariables TRIPS. La mayor parte de los asuntos levantados por los países en desarrollo como enmiendas al TDSP tienen adecuadamente un sitio en TRIPS y deben regresar allí. Por ejemplo:

a) El derecho a las excepciones generales para la protección de intereses públicos variados y preocupaciones sobre el desarrollo.

b) El derecho a rechazar patentes individuales sobre fundamentos similares.

c) La exigencia de declarar el origen de los recursos biológicos y dar prueba de CIP . (Esto ya está bajo discusión en TRIPS).

Simultáneamente, los países en desarrollo deberían reposicionar la demanda de tratar o discutir todas las enmiendas propuestas por el grupo, así como la propuesta ampliamente apoyada de prohibir categóricamente patentes sobre formas de vida. Esta propuesta ha sido continuamente desarrollada en la OMC desde 1999 tanto por el Grupo Africano como por los Países Menos Desarrollados, pero está todavía aguardando acción.

El único ítem positivo de la armonización del borrador del TDSP, el tratamiento equivalente de todas las formas de arte previo, puede ser también traído de vuelta a los TRIPS. En contraposición a los otros asuntos, ese no ha sido controversial en OMPI, por lo que no existe razón alguna para que los mismos países no estén de acuerdo con el principio en la OMC.

No hay ningún escenario ganador-ganador

Esta es una agenda ambiciosa, pero no imposible, especialmente después de Cancún donde los países en desarrollo finalmente asumieron su legítimo rol como miembros iguales de la OMC. Incluso deteniendo el TDSP y reformando TRIPS no resolverán los problemas fundamentales por al menos dos razones cruciales:

• Ninguna medida de reforma de TRIPS cambiará el hecho de que es un acuerdo destinado a subordinar la política nacional sobre DPI a la agenda del libre comercio. La cancelación es la única solución real que queda para este problema.

• Si el juego multilateral de armonización de patentes es detenido en la OMPI y las demandas de flexibilidad son traídas de regreso a la OMC, sin duda veremos esfuerzos más intensificados de los países industrializados para lograr la armonización global progresiva de los estándares de TRIPS-plus a través de tratados bilaterales y regionales elaborados trabajosamente a puertas cerradas. Ya existen los mecanismos claves mediante los que todos los países están ahora convergiendo hacia estándares internacionales más altos para la protección de la propiedad intelectual.

Los países en desarrollo necesitan controlar la agenda internacional de armonización de las leyes de patentes en sus propios términos, sea esto en la OMPI o en la OMC. Pero incluso es más urgente la necesidad de detener el tren que está moviéndose más rápido y muy silenciosamente hacia el mismo punto final en sus capitales nacionales. Aunque parezca paradójico, los tratados bilaterales son también herramientas de las agendas globales para conseguir estándares globales –para garantizar seguridad, previsibilidad y libertad para las corporaciones transnacionales.

No hay ninguna solución ganar-ganar para este conflicto, porque en las raíces está el control sobre la economía mundial y la distribución de sus beneficios. Los países ricos continuarán usando cualquier medio a su disposición para persuadir, presionar y forzar categóricamente a los países más pobres a consentir e implementar siempre privilegios más fuertes al monopolio sobre el conocimiento y la tecnología.

Las corporaciones transnacionales trasladan constantemente más y más de sus establecimientos de producción a los países en desarrollo, para sacar provecho de los bajos costos de mano de obra y de infraestructura. Las Patentes y otros DPIs son los instrumentos primordiales para asegurarse que este cambio en la economía global no induzca también a una equitativa distribución de la riqueza y el poder. Mediante el continuo control de los derechos para producir, los ricos y poderosos pueden permanecer entonces sin tener que ensuciarse las manos con la producción. Las patentes son la llave para este orden mundial neocolonial, o incluso para lo que ha sido llamado un “feudalismo de la información”, [10] que no se basa en la libre competencia sino en los privilegios monopólicos concedidos a las corporaciones globales por los príncipes de los mayores poderes militares.

Notas:

[1] Ver GRAIN, “La OMPI se encamina hacia un sistema mundial de patentes”, Julio 2002


[2] Para un informe completo sobre el transfondo de los TRIPS, ver Peter Drahos and John Braithwaite, Information Feudalism. Who Owns the Knowledge Economy, Earthscan, London 2002.


[3] El funcionamiento local significa que la patente es solamente válida si es utilizada en el país de la concesión.P.Ej. una patente llevada a cabo por una compañía extranjera será invalidada si esa compañía importa solamente el producto y por lo tanto utiliza la patente exclusivamente para parar la competencia local


[4] GRAIN, “TRIPS-plus entran por la puerta trasera”, Julio 2001
Peter Drahos, “The New Bilateralism in Intellectual Property”, December 2001
OECD, “Regionalism and the Multilateral Trade System”, July 2003
GRAIN, “TRIPS-plus: where are we now?”, August 2003,


[5] Por ejemplos ver Commission on Intellectual Property Rights, Integrating Intellectual Property Rights and Development Policy, London, September 2002.
Médécins sans frontières, Doha Derailed. A Progress Report on TRIPS and Access to Medicines, Briefing for the 5th WTO Ministerial Conference, Cancún 2003.
Peter Drahos and John Braithwaite, Information Feudalism. Who Owns the Knowledge Economy, Earthscan, London 2002.


[6] Reichman, Jerome H. 1998. “Securing Compliance with the TRIPS Agreement After US v India”. Journal of International Economic Law. Vol 1 No 4, December 1998. Oxford University Press, Oxford.


[7] Algunos ejemplos recientes demuestran cómo pueden suceder situaciones extremas . A principios de 2000, la oficina de patentes y marcas registradas de los E.E.U.U. recibió una aplicación de patente de 400.000 páginas. No mucho más adelante, la oficina de patentes europea recibió una de 500.000 páginas. Desde mayo de este año, USPTO tiene en sus manos un solicitud de patente de la Shell Oil que no lleva menos de 7.200 demandas individuales.


[8] Formalmente la OMPI no es parte de las negociaciones y debe ser un árbitro neutral y estar al servicio de los gobiernos. En la realidad ha asumido el rol de parte persiguiendo definitivamente una agenda propia.


[9] Las organizaciones de comercio de patentes son con mucho la mayoría en este grupo, mientras que las agrupaciones de la industria tales como UNICE (Union of Industrial and Employers' Confederations of Europe) y BIO (the US Biotechnology Industry Organisation) participan en forma irregular.


[10] Drahos and Braithwaite, op cit.

Author: GRAIN